The Amazing

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The Amazing:
Soy David, tengo 20 años, mido 1

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The Amazing:
Soy David, tengo 20 años, mido 1.70, muy bajo la verdad, y… Odio mi vida… Creo…
Hoy es jueves 23 de abril de 2024. La alarma de mi teléfono suena a las 7 de la mañana, arrancándome de un sueño intranquilo. Me estiro perezosamente bajo las cobijas, resistiéndome al llamado del nuevo día. El sol apenas comienza a filtrarse por las cortinas, iluminando débilmente mi habitación.
Con un suspiro resignado, me levanto de la cama y me arrastro hasta la cocina. Enciendo la cafetera y el aroma del café recién molido llena la habitación. Mientras espero que el café se cuele, revuelvo los huevos en una sartén, agregando un poco de queso y espinacas para darle sabor. El sonido de los huevos chisporroteando en la sartén es reconfortante, casi hipnótico.
Mientras desayuno, mi mente divaga hacia mi madre. Aunque aún está viva, su presencia se siente cada vez menos en la casa. Recuerdo los desayunos que solíamos compartir juntos, su risa resonando por toda la cocina mientras preparaba panqueques o wafles. Ahora, la cocina parece vacía sin ella.
Salgo de casa y me sumerjo en el bullicio del barrio. La calle está llena de vida, con gente caminando de un lado a otro, autos pitando y vendedores ambulantes gritando sus ofertas. El olor a humo y basura se mezcla con el aroma del café recién preparado, creando una atmósfera única que solo este barrio puede ofrecer.
En la esquina de la calle, veo a un grupo de indigentes reuniéndose alrededor de un contenedor de basura, buscando algo de comida entre los desechos. Me estremezco al ver su desesperación, preguntándome cómo es posible que en un mundo tan próspero, haya personas que vivan en la miseria.
Mientras camino, veo a la gente apresurada yendo al trabajo, con expresiones cansadas y preocupadas en sus rostros. Me pregunto qué historias ocultan detrás de sus miradas cansadas, qué sueños han dejado atrás en su afán por sobrevivir en este mundo implacable.
Decido ir al supermercado para hacer algunas compras. El camino está lleno de obstáculos: esquivar charcos de agua sucia, sortear a los vendedores callejeros y evitar los grupos de jóvenes que rondan por las esquinas. Finalmente, llego al supermercado y lleno mi carrito con lo básico: pan, leche, frutas y verduras. Los precios son exorbitantes, pero no tengo opción. La economía está tan mal que cada día es un desafío para llegar a fin de mes.
Después de hacer las compras, decido dar un paseo por el parque. El sol brilla en lo alto y el aire está lleno de risas y conversaciones. Me siento en un banco y observo a la gente pasar, sintiendo un atisbo de paz en medio del caos de la ciudad.
Regreso a casa al caer la tarde y preparo el almuerzo. Opto por algo sencillo pero reconfortante: una sopa caliente y unas tostadas de pan. Mientras como, pienso en mi trabajo como diseñador gráfico freelance. Es un privilegio poder trabajar desde casa, creando diseños y proyectos para clientes de todo el mundo. Sin embargo, la falta de interacción humana a veces puede resultar abrumadora, y me encuentro anhelando la compañía de colegas y la energía de un ambiente de trabajo tradicional.
La noche cae lentamente sobre el barrio, envolviendo todo en una manta oscura y silenciosa. Me preparo para dormir, sintiendo el cansancio acumulado del día en mis huesos. Mis pensamientos divagan en la oscuridad, preguntándome sobre el propósito de mi vida y las decisiones que me han llevado hasta aquí. Mañana será otro día en esta lucha interminable por la supervivencia en un mundo que parece haber perdido toda esperanza.
Cierro los ojos y me sumerjo en el mundo de los sueños. En este mundo, todo es posible: puedo volar sobre ciudades brillantes, explorar mundos desconocidos y vivir aventuras que nunca podría experimentar en la vida real. Sin embargo, esta noche, mi sueño es sorprendentemente mundano.
Me encuentro sentado en mi mesa de comedor, rodeado de papeles y documentos. Estoy trabajando en un proyecto aburrido y monótono, mientras tomo un almuerzo insípido y poco apetitoso. Por alguna razón, esta escena se repite una y otra vez en mis sueños, como si mi mente estuviera atrapada en un ciclo interminable de aburrimiento y rutina

Onyx TitansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora