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ESCENA IV: El Viaje Green, una semana después de haber robado el banco, decide visitar a su padre, a quien no ha visto desde el divorcio de su madre. Se prepara meticulosamente, colocándose su máscara, chaleco antibalas, hoodie verde con negro, camuflado verde oliva, botas y guantes negros. Empaca sus dos armas, pero decide dejar su katana. Revisa su bolso y se da cuenta de que no tiene suficientes balas, solo cuarenta y siete. • ¿Y si ocurre algo? - Piensa DeathGreen. Antes de dirigirse a VelkoCity, decide hacer una parada en la ciudad de Gronce para conseguir más balas y dinero para su padre. Así que primero robará el banco de Nelferor en Gronce, aunque se encuentre a dos días de distancia. Luego irá a visitar a su padre en VelkoCity. ¡Que empiece el viaje! Green sale de su casa con determinación, con solo cuarenta y siete balas, sus dos armas y un destino claro. Comienza a caminar por la plaza de Sedmilit, sabiendo que aún le quedan muchos kilómetros por recorrer antes de llegar a Gronce. Mientras camina, recuerda la partida de su padre, un hombre alcohólico que eligió el dinero sobre su familia. Esos recuerdos lo atormentan mientras avanza. El hambre comienza a apretar en su estómago, pero Green decide ignorarla y seguir adelante. Aunque no cenó la noche anterior, tiene la sensación de que algo malo está por suceder. Sin embargo, ignora esa sensación y continúa su camino. Sabe que está desprotegido, con pocas balas en su inventario, lo que significa que no podrá defenderse adecuadamente en caso de un encuentro peligroso. El viaje se hace largo y tedioso. Green avanza sin descanso, consciente de que todavía le quedan tres días de camino por delante. Mientras camina, su mente divaga hacia la historia de "Los grandes Liberadores", una leyenda que ha escuchado desde su infancia. La historia de valientes guerreros que lucharon por la libertad y la justicia, inspirando a generaciones enteras. Y así, entre recuerdos dolorosos y la incertidumbre del viaje, Green continúa su camino, decidido a cumplir su misión y enfrentar su destino, sin importar los desafíos que se interpongan en su camino.
