ESCENA VI: Diecisiete de septiembre, año dos mil novecientos noventa:
Ya habían cumplido los seis amigos treinta años. Era quince de septiembre, año dos mil novecientos noventa. En las noticias se informó que una invasión había iniciado en todo el mundo Tubulán por una raza llamada Sentis, proveniente del planeta vecino. Habían venido por los minerales tan importantes que se encontraban bajo la tierra. Además, habían viajado al planeta 47 en busca de recursos, sin éxito. Así que decidieron dirigirse al planeta Tubulán para obtener los minerales y, si era posible, dominar ese mundo.
En la plaza de Milton, Sedmilit, con un megáfono en mano, llamó a la acción:
• Es el momento de levantarnos, Tubulanes, de demostrar la raza tan fuerte que somos, de no dejarnos dominar por esa maldita raza. ¡Vamos todos, levantémonos, no nos dejemos caer y libremos esta batalla, todos juntos! ¿Quién está conmigo?
Las personas en la plaza respondieron con gritos y levantaron la mano, mostrando su apoyo a Sedmilit Green y su determinación para luchar por su libertad.
• ¡Alístense para la batalla, por mí, por ustedes, por todo este mundo! ¡Vamos!
Así, muchos Tubulanes y los cinco amigos de Sedmilit se alistaron para la batalla. Pasaron dos días preparándose, equipándose con armaduras, armas y todo tipo de protección para el enfrentamiento que se avecinaba.
Finalmente, llegó el diecisiete de septiembre. Los Sentis aparecieron en el lugar, y su líder desafió a Sedmilit con arrogancia:
• Tú, líder Tubulán, el planeta ahora es nuestro. Vete.
Sedmilit respondió con firmeza:
• No lo creo, ¡maldito ser sin sentimientos! ¡ATAQUEN!
La batalla comenzó, y el campo se convirtió en un caos de metal y sangre. Cada choque de espadas resonaba como un trueno, cada disparo perforaba el aire con determinación. Sedmilit, oculto tras un muro, escuchó pasos acercándose rápidamente. Ante el peligro inminente, saltó y lanzó su katana hacia su enemigo, el líder Senti. Este quedó inmóvil al ver la hoja acercarse, sin expresión ni reacción. La katana se clavó en su cabeza, poniendo fin a su vida con un grito ensordecedor que se mezclaba con el rugido de la batalla. Sedmilit se acercó y decapitó al líder enemigo, levantando su cabeza hacia el cielo bañado en sangre.
• ¡La guerra ha terminado! - gritó con voz ronca, su mirada reflejando una mezcla de alivio y desolación.
Los caídos yacían esparcidos por el campo de batalla, testigos mudos de la brutalidad y la determinación de los combatientes. La victoria había sido conseguida a un alto precio, con sacrificios que nunca serían olvidados. Pero para Sedmilit y sus amigos, este día marcaría el inicio de una nueva era, una era de libertad y esperanza para su mundo.
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Onyx Titans
Action3 historias diferentes, de como serian los heroes vistos desde universos totalmente distintos