Escena X: El Clímax

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Escena X: Clímax •	Venix, Yenix, gracias por traerme

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Escena X: Clímax
• Venix, Yenix, gracias por traerme. Estamos a dos cuadras.
• No te preocupes, Green, para eso estamos los amigos…
De pronto, Venix, Yenix y DeathGreen ven la destrucción de la calle del padre de Green. Fuego en las casas y Dalko asesinando a la gente de la zona. El caos y la devastación eran indescriptibles, y el aire estaba impregnado de humo y gritos de desesperación.
• ¡Maldición! ¡Tenemos que detener esto! - exclamó Yenix, su rostro endurecido por la furia.
Sin pensarlo dos veces, los tres se lanzaron al epicentro del caos. Dalko estaba en el centro, riendo como un maniaco mientras destrozaba todo a su paso. En sus manos, un par de machetes goteaban sangre fresca.
• ¡DALKO! - rugió DeathGreen, su voz llena de rabia y dolor.
Dalko se volvió lentamente, una sonrisa siniestra estirando sus labios.
• ¡Ah, Green! Justo a tiempo para la fiesta.
La tensión se palpaba en el aire mientras los cuatro se encaraban. Venix y Yenix sacaron sus armas, listos para la batalla.
• ¡Vamos a acabar con esto! - gritó Venix, lanzándose hacia Dalko.
La pelea comenzó con una explosión de violencia. Venix se movía rápido, sus movimientos eran precisos y letales. Con un giro, lanzó una serie de golpes directos hacia Dalko, quien los esquivó con una agilidad sorprendente. Yenix, por su parte, atacó desde el otro lado, balanceando su hacha con una fuerza brutal.
Dalko contrarrestó cada ataque con una facilidad aterradora, sus machetes chocando contra las armas de Venix y Yenix en un frenesí de chispas y metal. Cada golpe era un duelo de habilidades, cada movimiento una danza mortal.
• ¿Es todo lo que tienen? - se burló Dalko, deslizándose entre ellos con una rapidez que bordeaba lo sobrenatural.
Green observaba, su ira y frustración creciendo. No podía permitirse perder a sus amigos. Con un grito de guerra, se unió al combate, su MegaRespiración intensificándose mientras lanzaba un poderoso golpe hacia Dalko.
El golpe conectó, enviando a Dalko hacia atrás, pero no fue suficiente para derribarlo. Dalko se recuperó rápidamente, y su mirada se volvió aún más oscura.
• ¡Eres fuerte, Green! Pero no lo suficiente.
Con una rapidez asombrosa, Dalko se lanzó hacia Venix. Antes de que Venix pudiera reaccionar, Dalko hundió uno de sus machetes en su estómago, torciendo la hoja cruelmente antes de sacarla. Venix cayó al suelo, su vida desvaneciéndose mientras miraba a Green.
• Green… lo siento… - murmuró, su voz apagándose mientras la sangre brotaba de su herida.
• ¡NOOO! - gritó Green, la rabia y el dolor fusionándose en una explosión de energía. Su MegaRespiración alcanzó un nuevo nivel, envolviendo su cuerpo en un aura cegadora.
Yenix, lleno de furia, atacó a Dalko con renovada ferocidad, pero Dalko lo esperaba. Con un movimiento rápido, desvió el ataque de Yenix y hundió su otro machete en su pecho, atravesando su corazón. Yenix cayó de rodillas, una expresión de incredulidad y agonía en su rostro.
• Green… termina esto… - susurró Yenix antes de caer muerto al suelo.
Green, ahora solo, se enfrentaba a Dalko con una determinación implacable. El dolor de perder a sus amigos alimentaba su fuerza, cada golpe que lanzaba estaba cargado con la furia de una vida llena de sufrimiento.
Dalko sonreía, disfrutando de la pelea, pero sabía que Green era un oponente formidable. Cada vez que Green atacaba, Dalko esquivaba y contrarrestaba, pero la intensidad de la MegaRespiración de Green comenzaba a tomar ventaja.
La batalla se intensificó, los dos guerreros chocaban una y otra vez, sus movimientos rápidos y mortales. La calle era un campo de batalla, con el fuego y la destrucción como telón de fondo. Cada golpe resonaba con la furia de una tormenta.
Finalmente, Green encontró una apertura. Con un grito de triunfo, canalizó toda su energía en un solo golpe devastador, impactando a Dalko directamente en el pecho. La fuerza del golpe envió a Dalko volando hacia atrás, chocando contra una pared con un crujido ensordecedor.
Dalko cayó al suelo, tosiendo sangre, su sonrisa finalmente desvaneciéndose. Green se acercó lentamente, su mirada fija en el asesino de sus amigos.
• Esto es por Venix y Yenix - dijo Green, su voz fría y decidida.
Con un movimiento final, Green utilizó su MegaRespiración para lanzar un golpe que atravesó el pecho de Dalko, terminando la vida del villano de una vez por todas. Dalko cayó al suelo, su cuerpo inmóvil, y el silencio finalmente cayó sobre la calle.
Green se arrodilló junto a los cuerpos de sus amigos, lágrimas de rabia y dolor corriendo por su rostro. Sabía que la lucha no había terminado, pero en ese momento, solo podía pensar en la pérdida de sus amigos y el vacío que dejaron en su corazón.
• Si esto te enfureció… Espera que entres… ja, ja, ja… - Dijo Dalko antes de morir
Green levantó la vista, su mirada oscurecida por la ira y el dolor. Sabía exactamente a quién se refería Dalko: FireOrDark. El hombre que había destruido su padre, Green estaba perplejo viendo la cabeza de su padre muerto colgada como trofeo. Sin más demora, se dirigió hacia la casa de su padre, donde sabía que FireOrDark lo estaba esperando.
La casa estaba en ruinas, con el fuego aun ardiendo en algunas partes. Los cuerpos de sus amigos estaban esparcidos por el suelo, un recordatorio brutal de la crueldad de FireOrDark. En el centro de la sala, FireOrDark se encontraba de pie, una sonrisa torcida en su rostro.
—Te estaba esperando, Green —dijo FireOrDark, su voz gélida y llena de desprecio.
—Esto termina hoy —respondió Green, su voz temblando de rabia.
La pelea comenzó con una ferocidad inusitada. Green cargó contra FireOrDark, sus puños envueltos en la energía de la MegaRespiración. FireOrDark esquivó el primer ataque y contrarrestó con un golpe rápido al estómago de Green, haciéndolo retroceder.
—¿Es todo lo que tienes? —se burló FireOrDark, sus ojos brillando con una locura incontrolable.
Green se recuperó rápidamente y lanzó una serie de golpes rápidos, cada uno cargado con toda la furia y el dolor que sentía. FireOrDark bloqueaba y esquivaba, respondiendo con ataques igual de letales. La sala se convirtió en un campo de batalla, con los muebles volando y las paredes siendo destruidas por la intensidad de la pelea.
—¡Esto es por mi padre! —gritó Green, lanzando un golpe devastador que FireOrDark apenas logró bloquear.
—¡Tu familia era débil! ¡Igual que tú! —respondió FireOrDark, clavando una patada en el costado de Green que lo envió contra una pared.
Green se levantó, su cuerpo dolorido pero su determinación intacta. Con un rugido de desafío, cargó nuevamente contra FireOrDark, esta vez utilizando toda la energía de la MegaRespiración. Los golpes se sucedían uno tras otro, cada uno más poderoso que el anterior. FireOrDark contraatacaba con la misma ferocidad, sus ojos llenos de odio.
La pelea se prolongó, ambos guerreros extenuados, pero sin dar un paso atrás. Green, impulsado por la memoria de su padre y amigos caídos, encontró una fuerza renovada. Con un grito de guerra, lanzó un golpe que impactó directamente en el rostro de FireOrDark, enviándolo volando hacia atrás.
FireOrDark se recuperó rápidamente, con una sonrisa demente en su rostro. —No has ganado nada, Green. Siempre habrá alguien más fuerte —dijo, antes de lanzarse una vez más al ataque.
Green levantó un pedazo de metal afilado del suelo, utilizándolo como una improvisada espada. Con un grito de furia, lanzó un espadazo directo a FireOrDark, quien esquivó hábilmente el ataque y agarró la improvisada arma, devolviéndosela con un corte profundo en la pierna de Green. Green cayó de rodillas, jadeando de dolor.
FireOrDark aprovechó la ventaja y lanzó una serie de patadas rápidas al torso de Green, cada una más fuerte que la anterior, forzándolo a retroceder. Green, con su pierna sangrando, se levantó con dificultad, enfocando toda su energía en la MegaRespiración. Su aura brillaba con intensidad, y su mirada estaba fija en su enemigo.
—¡Esto no ha terminado! —gritó Green, lanzándose de nuevo al ataque.
Los dos guerreros chocaron con una fuerza impresionante, el sonido de sus golpes resonando como truenos en la destruida sala. Green logró conectar un golpe directo al pecho de FireOrDark, haciendo que este se tambaleara hacia atrás. Sin darle tiempo para recuperarse, Green continuó su asalto, golpeando con precisión y fuerza inusitada.
FireOrDark, acorralado, sacó un cuchillo oculto y lanzó una estocada rápida al abdomen de Green. Green logró esquivar en el último momento, pero el cuchillo le rasgó el costado, añadiendo otra herida a su ya maltratado cuerpo. Con un grito de rabia, Green atrapó el brazo de FireOrDark y, con un movimiento rápido, lo desarmó y lo lanzó contra una pared.
FireOrDark se levantó, jadeando, con la mirada llena de odio. —Eres más fuerte de lo que pensé… pero no lo suficiente.
Con una velocidad asombrosa, FireOrDark se lanzó hacia Green, sus movimientos eran un borrón de furia y fuerza. Los dos intercambiaron golpes con una ferocidad brutal, cada uno buscando la debilidad del otro. Green, usando toda la energía de la MegaRespiración, lanzó un golpe directo al rostro de FireOrDark, haciendo que este escupiera sangre y retrocediera.
—¡Esto es por todos los que has matado! —gritó Green, avanzando con una determinación implacable.
FireOrDark, tambaleándose, lanzó una última estocada desesperada con una daga que había recogido del suelo. Green, con reflejos sobrehumanos, esquivó el ataque y agarró a FireOrDark por el cuello, levantándolo en el aire. Con un rugido final, canalizó toda su energía en un último golpe devastador que atravesó el corazón de FireOrDark.
FireOrDark cayó al suelo, tosiendo sangre, su sonrisa finalmente desvaneciéndose. Green se acercó lentamente, su mirada fija en el asesino de su padre y amigos.
—Al final… solo somos monstruos… —murmuró FireOrDark antes de exhalar su último aliento.
Green se quedó de pie, su respiración pesada y su cuerpo temblando. Había ganado, pero a un costo inmenso. La casa ardía a su alrededor, y los cuerpos de sus seres queridos yacían inmóviles. Se arrodilló junto a los cuerpos de Venix y Yenix, lágrimas de rabia y dolor corriendo por su rostro. Sabía que la lucha no había terminado, pero en ese momento, solo podía pensar en la pérdida de sus amigos y el vacío que dejaron en su corazón.
1 HORA DESPUÉS
DeathGreen se quedó entre aquellos escombros donde sus dos amigos y padre muertos estaban quemándose en el ardor de las llamas que rodeaban la ciudad. El crepitar del fuego era la única banda sonora en la sinfonía de la desolación. El humo denso y negro ascendía hacia el cielo, mezclándose con las nubes y creando una atmósfera de pesadilla.
Green se arrodilló junto a los cuerpos inertes de Venix y Yenix, sintiendo el calor abrasador del fuego cercano en su piel. La pérdida era un vacío insoportable en su pecho, un recordatorio constante de que la venganza tenía un precio. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras murmuraba una despedida silenciosa a sus amigos caídos.
—Lo siento, chicos. Prometí que todo esto acabaría... pero no así. —Su voz se quebró con cada palabra.
La imagen de su padre decapitado dentro de la casa seguía presente en su mente, como una sombra que no podía despejar. Había cumplido su venganza, pero el vacío dentro de él no se llenaba. Había ganado la batalla, pero la guerra interna estaba lejos de terminar.
En ese momento, un ruido rompió el silencio sepulcral. El rugido de un motor se acercaba, cada vez más fuerte. Green se levantó de un salto, alerta. Una motocicleta apareció en la distancia, y sobre ella, un oficial de policía. El hombre parecía perplejo por la escena de destrucción que se desplegaba ante sus ojos.
Antes de que el oficial pudiera reaccionar, Green, con una precisión letal, levantó su arma y disparó. La bala atravesó el aire con un silbido agudo y se incrustó en la cabeza del oficial, que cayó al suelo sin vida, su motocicleta derrapando hasta detenerse cerca de Green.
Sin perder tiempo, Green subió a la motocicleta. El rugido del motor era un alivio temporal en el caos de sus pensamientos. Aceleró, dejando atrás la destrucción y el fuego, pero llevándose consigo el peso de su venganza y las pérdidas que había sufrido.
El Regreso a Casa
Mientras conducía, los recuerdos inundaban su mente. Recordaba su infancia, marcada por el dolor y el sufrimiento. Recordaba la promesa que se había hecho a sí mismo de nunca dejarse quebrar por el odio, pero ahora, después de todo lo que había pasado, se preguntaba si había cumplido esa promesa o si se había convertido en lo que siempre había temido.
Las carreteras desoladas pasaban rápidamente bajo las ruedas de la motocicleta. Green se sentía como un fantasma, deslizándose a través de un mundo que había dejado de ser suyo. La luna brillaba pálidamente en el cielo, iluminando su camino mientras se acercaba a su antiguo hogar.
Llegada al Hogar
Finalmente, llegó a su casa. La estructura, que una vez fue un lugar de dolor y miseria, ahora estaba vacía y en ruinas. Green se bajó de la motocicleta y caminó hacia la puerta, empujándola con suavidad. El interior estaba cubierto de polvo y telarañas, un reflejo de su propia alma, abandonada y rota, resignándose a llorar.
Un Nuevo Comienzo
Con el tiempo, Green decidió que no podía quedarse en ese lugar de sombras y recuerdos. Tomó la motocicleta y se embarcó en una nueva vida, una vida de constante movimiento. Se convirtió en un ladrón de bancos, un asesino para algunos, pero también un salvador para otros. Su habilidad de MegaRespiración le permitió seguir adelante, adaptándose y sobreviviendo.
Robaba bancos alrededor del mundo, siempre un paso por delante de las autoridades. Se convirtió en una leyenda, un hombre al que temer y respetar. Pero también ayudaba a aquellos que encontraba en su camino, personas que, como él, habían sido rotas por el mundo.
Green encontró un extraño consuelo en su nueva vida. La adrenalina de los robos y las persecuciones llenaba el vacío dejado por la pérdida y el dolor. A pesar de su naturaleza oscura, había momentos de luz, momentos en los que podía usar su poder para proteger y sanar, incluso si sus métodos eran cuestionables.
El Legado de DeathGreen
La historia de DeathGreen se convirtió en un mito, contada en susurros en los bajos fondos y en las calles. Era un hombre que había perdido todo, pero que había encontrado un propósito en su propia forma retorcida. Un hombre que había cobrado venganza por su familia, pero que seguía adelante, buscando redención a su manera.
DeathGreen se convirtió en una figura legendaria, un símbolo de resistencia y fuerza en un mundo cruel. Su travesía había sido larga y dolorosa, pero había dejado una marca indeleble en el mundo. Al final, no importaba cuánto había sufrido, sino cómo había usado ese sufrimiento para moldear su destino y ayudar a otros.
El Epílogo
En una noche tranquila, mientras las estrellas brillaban en el cielo, DeathGreen se detuvo en una pequeña colina. Miró hacia el horizonte, reflexionando sobre su vida y las decisiones que había tomado. El viento soplaba suavemente, llevándose consigo los murmullos de su pasado.
—Quizás nunca encuentre la paz completa, pero al menos he encontrado mi camino —murmuró, una leve sonrisa en sus labios.
Con una última mirada al cielo, arrancó su motocicleta y se alejó, desapareciendo en la noche. Su leyenda continuaría creciendo, pero para él, era solo otro día en su interminable travesía. Una travesía marcada por el dolor, la venganza, y, finalmente, la búsqueda de una redención que solo él podía otorgarse. Fin

 Fin

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