-Shiro, ¿por qué tu piel es tan fría?- Haru me miraba con una expresión curiosa.
-¿A qué quieres referirte con eso?- Pregunté.
-Cuando te abracé esa vez... Tu piel estaba helada, como el hielo.
-Mi piel siempre fue así desde que tengo memoria, aunque por muy fría que sea, no me afecta la temperatura -Apuse de forma casi inexpresiva.
-¡Ay, pero que serio, al menos sonríe un poco! Siempre estás serio, de verdad que te tengo que enseñar a expresarte, tu expresión es ilegible y no te entiendo, siempre estás en blanco.
Me mantuve en silencio, suspiré y lentamente suavicé mi expresión, mis ojos titilaron una pequeña, una muy pequeña luz por unos segundos antes de desaparecer, de repente sentí que revolvían mi cabello, desordenando mis mechones plateados, era Haru acariciando mi cabello, pude sentir la calidez de su palma, me incline ante su toque, me preguntaba... Si sentiré está calidez para toda mi vida o tal vez simplemente por unos segundos, era algo que quería aprovechar al máximo.
-Hace mucho que no recibía algo así... -Murmuré cerrando mis ojos y dejando que Haru masajeara mi cabello.
-¿Qué? ¿Desde hace cuanto que no recibes afecto?
-Desde que perecí... -Musité suavemente
-Ay, que deprimente, aparte de no poder expresarte, nisiquiera sabes lo que es el afecto... Mmmm- Haru estaba pensativo mientras apartaba su mano de mi cabello- ¡Tengo una idea! Voy a llevarte de paseo.
-No creo que sea buena idea, además... Tienes que ir a casa, tus padres deben estar esperándote -El cambio de expresión de Haru fue algo que me inquietó un poco, ¿algo pasaba en su hogar?
-Vamos a pasar un buen rato, ¿si? - Su voz sonaba triste aunque trataba de evitar el tema sonriendo fraudulentamente, algo ocurría.
-¿Sucede algo en casa, Haru? ¿Hay algo que deseas contarme? -Extendí mi mano y devolví el gesto de acariciar su cabello, noté como sus ojillos estaban vidriosos.
-M-mi propia familia me detesta, fui engendro no deseado, mi propia madre me golpea y me recuerda siempre que nunca debí nacer... Mi padre solo sale a la taberna y se embriaga, se acuesta con otras mujeres y al llegar a la madrugada, golpeaba a mi madre, yo me encerraba en mi habitación para no recibir más golpes y gritos, me abrazaba a mi mismo mientras lloraba, orando para que Dios me ayudará... Pero nunca recibí una respuesta, sentí que Dios me había abandonado, no sólo era repudiado en este lugar... Sino también en mi propia casa... ¿Puedes creerlo? -Cada palabra provocaba un fuerte dolor en mi pecho al escuchar: "Sentí que Dios me había abandonado", este chico a pesar de todo, había mantenido un corazón bondadoso, a pesar de tener un corazón herido -Le pedía y le pedía a Dios y no tuve respuesta... -Las lágrimas se derramaban de sus ojos, rodando por sus mejillas, apretó sus puños y trató de calmarse, trataba de reprimirse.
-Está bien... Puedes llorar, no tienes culpa de nada, no es tu culpa por nacer en una relación que solo buscaba placer.
-Shiro... ¿Por qué Dios nunca escuchó mis plegarias? Rogaba acostado en mi cama mientras abrazaba mi almohada, deseando que todo hubiera sido una pesadilla, ¿por qué tuve que vivir así? Simplemente no lo entiendo.
-Dios no te abandonó, lo sé muy bien, sé que él no te abandonaría, todo lo que él deja son pruebas por las que los seres humanos conllevan consigo, para saber superarse de las adversidades, cada prueba es dura y sé que tienes una carga doble, que pesa, que sientes que te caes y no puedes más... No pienses que te abandonó, no pienses que te odia, busca de él y aferrate y no dejes que las adversidades te quiebren; como arcángel, estaré para ti como tu amigo, no estarás solo Haru.
Pude ver cómo Haru me abrazaba y se aferraba a mi tan fuerte como si tuviera miedo de que desapareciera, era la primera vez que veía a un ser humano dejándose vulnerable frente a mi, aparte de los niños... Los adultos y adolescentes, siempre veía en ellos soberbia, egoísmo y maldad, sentía que tenía un niño en brazos que buscaba el calor y cariño que nunca pudo recibir, correspondí abrazandolo con fuerza, rodeandolo con mis alas como una manta, permitiendo que se aferrara a mi cuerpo, podía sentir las lágrimas manchar mi ropa y sinceramente no me importaba. De repente sentí que había caído en un trance, otra vez esta misma escena, portaba un traje militar pero estaba vez no estaba tirado en medio del campo de batalla, estaba siendo azotado fuertemente mientras un hombre gritaba mientras me golpeaba: "¡Eres un maldito miserable, te atreviste a perdonarle la vida a un enemigo fallando el disparo y por tu culpa tuvimos que retirarnos, eres un inútil!", donde mi mente repetía: "Dios mío, ayudame, dime algo, envíame un mensaje, no me dejes solo"; en ese instante supe que mis deducciones eran correctas sobre que compartiría algo en común con Haru, ambos buscabamos de Dios pero no había respuesta, yo solo seguía aferrandome a Dios hasta el momento de mi fallecimiento.
-Haru, salgamos de aquí, quiero llevarte a un lugar- Al escucharme se apartó de mi abrazo y limpió sus lágrimas, me levanté de mi asiento, tomé mis cosas y opte con mi apariencia humana otra vez, arregle mi uniforme que alguna vez se había roto por mis alas, tomé a Haru de su brazo y caminé hasta afuera del edificio, transité junto a él hasta llegar a una iglesia.
-Shiro... ¿Qué hacemos aquí?
-Quiero que veas algo -Ambos entramos y lo Liberé de mi agarre y me adelante hasta llegar al oratorio, me arrodille antes de hablar firmemente -Maestro, hice un amigo humano, se llama Haru Miyazaki, uno de tus tantos hijos perdidos... Es un buen muchacho, ayudalo por favor, quiero pedirte que Haru pueda liberarse de ese infierno, que a pesar de todo el daño que recibió que a pesar de eso, siguió manteniendo un corazón noble...
Haru me observaba con una expresión acogida, las lágrimas brotaban mientras sonreía al verme, sus ojos estaban iluminados, se acercó a mi lado y relató:
-¡Dios, soy Haru, aquel chico perdido que Shiro menciona, quiero pedirle que lo ayude a que sienta emociones, que pueda dar y recibir genuinamente, permitele que disfrute una buena comida y tenga buenos sueños! -Al escucharlo, gracias a mis audífonos, sentí que había conocido a un amigo que verdaderamente valdría la pena y por tanto... Iba a ayudarlo a sanar su herida.
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¿Verdaderamente lograré sentirme humano?
RandomEn está historia se narra la vida de un Arcángel que según el mandato de Dios, le encargó ir a la tierra y comprender las emociones y sentimientos humanos... ¿podrá verdaderamente sentir como los demás humanos? Quien sabe. Todo lo que se escriba en...