2| Capitulo Dos: : Momentos Compartidos

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Oliver Bearman se encontraba en su monoplaza, mirando la línea de meta con una mezcla de agotamiento y satisfacción. Su primera carrera junto a Olivia Pérez había sido todo un éxito, aunque no sin dificultades. La joven piloto, hija del famoso Checo Pérez, había demostrado ser una compañera formidable en la pista.

Después de la carrera, los dos pilotos se dirigieron a los boxes, donde el equipo los recibió con aplausos y sonrisas. Las emociones estaban a flor de piel y las risas se mezclaban con las felicitaciones. Oliver observó a Olivia, notando cómo su rostro se iluminaba con cada palabra de aliento. Su sonrisa era contagiosa y él no podía evitar mirarla.

—¡Lo hicimos, Olivia! —exclamó Oliver, acercándose a ella con una sonrisa amplia.

—¡Sí, lo hicimos! —respondió Olivia, devolviéndole la sonrisa. Sus ojos brillaban con entusiasmo y felicidad—. Fue una carrera increíble, Oliver. Estoy muy contenta de haberla compartido contigo.

El vínculo entre ellos se había fortalecido durante estas últimas carreras, y Oliver sentía que había algo especial en su amistad. Se prometieron celebrar esa noche, así que decidieron salir a cenar juntos.

Horas más tarde, se encontraban en un acogedor restaurante en el centro de la ciudad. La atmósfera era cálida y relajada, perfecta para celebrar. Olivia había optado por un vestido sencillo pero elegante, mientras que Oliver llevaba una camisa casual y unos pantalones oscuros. Mientras esperaban su comida, conversaron sobre la carrera, sus estrategias y los momentos clave que habían vivido en la pista.

—La manera en que tomaste esa curva en la última vuelta fue impresionante —comentó Oliver, aún maravillado—. Pensé que no lo lograrías, pero lo hiciste parecer fácil.

Olivia se sonrojó ligeramente y se rió.

—Gracias, Ollie. La verdad es que estaba muy nerviosa, pero me concentré en lo que tú me habías dicho antes de la carrera. Eso me ayudó mucho.

Oliver se sintió halagado al escuchar esas palabras. Sabía que Olivia era una piloto talentosa por derecho propio, pero escuchar que él había tenido un impacto positivo en su desempeño lo llenó de orgullo.

La conversación fluyó con naturalidad y las horas pasaron volando. Hablaron de todo, desde sus aspiraciones en el automovilismo hasta sus hobbies y gustos personales. Cada vez que Olivia reía, Oliver la miraba, admirando su entusiasmo y su pasión por la vida.

—Oye, Ollie —dijo Olivia de repente, mientras jugaba con su copa de vino—, ¿alguna vez has pensado en lo que harías si no fueras piloto?

La pregunta tomó a Oliver por sorpresa. Nunca había considerado seriamente una vida fuera del automovilismo. Reflexionó por un momento antes de responder.

—La verdad es que me llama mucho la atención el tema de cocina —dijo finalmente—. Pero siempre he estado tan enfocado en las carreras que nunca me he detenido a quizás empezar a practicarlo aparte de las carreras.¿Y tú?

Olivia sonrió y miró hacia el techo, como si estuviera imaginando otra vida.

—Siempre he soñado con ser una gran escritora. Amo escribir y creo que sería increíble compartir eso con los demás. Pero claro, las carreras son mi pasión principal ahora mismo.

Oliver la miró con admiración. No sabía que Olivia tenía esa faceta, y le encantaba descubrir nuevas cosas sobre ella.

Después de la cena, decidieron dar un paseo por las calles iluminadas de la ciudad. La noche era fresca y agradable, y la conversación continuó sin interrupciones. En un momento dado, se detuvieron frente a una fuente, donde el agua reflejaba las luces de la ciudad creando un espectáculo de colores.

—Este ha sido un día increíble, Olivia —dijo Oliver, rompiendo el silencio—. Me alegra haberlo compartido contigo.

Olivia asintió, mirándolo a los ojos.

—Para mí también ha sido especial, Ollie. Siento que estamos construyendo algo genial juntos, no solo como compañeros de equipo, sino también como amigos.

Oliver sonrió, sintiendo una calidez en su pecho. La proximidad de Olivia, el sonido suave del agua y las luces parpadeantes crearon un momento mágico.

Finalmente, continuaron su paseo, hablando de planes futuros y próximas carreras. La noche avanzaba y la conexión entre ellos se hacía más fuerte con cada paso que daban.

De vuelta en el hotel, se despidieron en el vestíbulo. Oliver se quedó un momento observando a Olivia mientras ella se dirigía a su habitación.

—Buenas noches, Olivia —dijo finalmente, con una sonrisa.

—Buenas noches, Ollie —respondió ella, devolviéndole la sonrisa antes de desaparecer por el pasillo.

Oliver se quedó un momento más en el vestíbulo, reflexionando sobre el día. Había algo en el aire, algo que él no lograba descifrar. Mientras subía a su habitación, no podía dejar de pensar en todo lo que habían compartido.

Al entrar, su teléfono sonó. Era un mensaje del equipo de F1. Oliver lo leyó con incredulidad y emoción: había sido seleccionado para competir en el Gran Premio de Arabia Saudita, reemplazando a Carlos Sainz. Una gran noticia que prometía llevar su carrera a un nuevo nivel.

Con una sonrisa, se dirigió a su habitación, ansioso por las próximas carreras y las que compartirá con olivia.

Mellitus: drive for my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora