18 | Capitulo dieciocho: Renacer en Miami

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Olivia Perez estaba sentada junto a la ventanilla del avión, mirando las nubes pasar rápidamente por el cielo. Su mente estaba en un torbellino de emociones, y la tristeza parecía aplastarla. Se había enterado recientemente de la verdad: su asiento en la Fórmula 1 no era completamente suyo por mérito propio, sino que su padre, Checo Pérez, había estado financiando su lugar.

La música de Belanova resonaba en sus auriculares, especialmente la canción "Cada que...", que parecía expresar perfectamente su estado emocional en ese momento. Cada vez que pensaba en su situación, la desesperanza la invadía, y no podía evitar sentir que todo su esfuerzo y dedicación habían sido en vano.











En la otra parte del mundo, Oliver Bearman estaba en su garaje, preparándose para una sesión de simulador cuando recibió la llamada de su mejor amigo, Max, quien le informó sobre el vuelo de Olivia. La noticia le cayó como un balde de agua fría. Sabía cuánto significaba para Olivia estar en la Fórmula 1 y lo duro que había trabajado. La idea de que ella se sintiera traicionada y desvalorizada le dolía profundamente.

Oliver decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. Tomó su teléfono y marcó el número de Olivia, pero la llamada fue directamente al buzón de voz. Intentó enviarle un mensaje de texto:

"Olivia, por favor, llámame cuando puedas. Necesitamos hablar. No te vayas así. Oliver."

En el avión, Olivia leyó el mensaje de Oliver, pero no respondió. Las palabras de la canción seguían resonando en su cabeza, cada línea una daga en su corazón. Cerró los ojos y trató de contener las lágrimas. Necesitaba alejarse de todo, pensar claramente y decidir qué hacer con su vida y su carrera.









Al aterrizar en Miami, Olivia se dirigió a un pequeño hotel en las afueras de la ciudad. Necesitaba un lugar tranquilo para procesar todo lo que había sucedido. Después de registrarse, se tumbó en la cama y dejó que las lágrimas fluyeran libremente.













Las semanas pasaron, y Olivia se mantuvo alejada del mundo de la Fórmula 1. Apenas se comunicaba con su familia y amigos, intentando encontrar la claridad que tanto necesitaba. Oliver, mientras tanto, se dedicaba a buscarla. Sabía que ella necesitaba espacio, pero también sabía que no podía dejarla sola en este momento crucial.

Finalmente, durante el Gran Premio de Miami, Oliver la vio. Estaba caminando por South Beach cuando la reconoció a lo lejos. Olivia había teñido su cabello de un rojo vibrante, una señal clara de que estaba intentando reinventarse o esconderse de su antigua vida.

Se acercó a ella, con el corazón latiéndole con fuerza. Olivia lo vio y se detuvo, sus ojos reflejaban sorpresa y un rastro de tristeza.

—¿Olivia? —dijo Oliver, con la voz cargada de preocupación.

Ella lo miró, sus ojos llenos de emociones encontradas.

—Oliver, ¿qué haces aquí?

—Estoy aquí para el GP de Miami. Pero más importante, estoy aquí por ti.

Olivia bajó la mirada, su rostro expresando un cansancio profundo.

—¿Qué pasa contigo, Liv?

—¿A qué te refieres?

—Sabes a qué me refiero. Te conozco, te conozco mejor que nadie. Esta ya no eres tú.

Olivia suspiró, incapaz de mantener su fachada.

—Yo qué sé, Oliver...

Oliver la tomó de los hombros, mirándola directamente a los ojos.

—¿Qué estás haciendo, Olivia? Te fuiste, discutiste con tu padre. Al parecer, te la pasas en fiestas. ¿Por qué estás dejando las carreras?

Olivia sintió cómo las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. La lucha interna que había mantenido oculta por semanas finalmente estaba saliendo a la luz.

—Oliver, es complicado. Todo esto... descubrí que mi lugar en la Fórmula 1 no es mío por mérito. Mi papá ha estado pagando por mi asiento. Siempre pensé que había llegado hasta aquí por mi propio esfuerzo, pero ahora siento que todo es una mentira. Me siento... traicionada, desvalorizada. No sé quién soy ni qué hago aquí.

Oliver la abrazó, dejándola llorar en su hombro.

—Olivia, eso no cambia quién eres ni lo que has logrado. Eres una piloto increíble, y nadie puede quitarte eso. Tal vez tu padre hizo algo que no fue correcto, pero tu talento y tu pasión son reales. Tienes que creer en ti misma.

Olivia se separó un poco, mirándolo con ojos llenos de gratitud y confusión.

—No sé si puedo volver, Oliver. Todo esto... me ha destrozado.

—Tómate el tiempo que necesites, pero no te rindas. Eres una gran piloto, y el mundo necesita verte en la pista. Además, cuentas con el apoyo de todos los que te queremos.

Olivia sintió una chispa de esperanza encenderse en su interior.

—Gracias, Oliver. De verdad, no sé qué haría sin ti.

—Siempre estaré aquí para ti, Olivia. Pase lo que pase.














Los siguientes días , Oliver se quedó con Olivia en Miami, dándole el espacio y el apoyo que necesitaba. Poco a poco, ella comenzó a recuperar su confianza. Decidió que hablaría con su padre, pero primero, necesitaba estar segura de sus propios sentimientos y decisiones.

Una tarde, mientras caminaban por la playa, Olivia se volvió hacia Oliver.

—Oliver, creo que estoy lista para enfrentar esto. Hablaré con mi padre y le haré saber cómo me siento. Después de eso, decidiré mi futuro en la Fórmula 1.

Oliver sonrió, orgulloso de la determinación de Olivia.

—Eso suena como un buen plan. Y si decides seguir, estaré a tu lado, apoyándote en cada paso del camino.

Olivia le devolvió la sonrisa, sintiendo una paz renovada.

—Gracias, Oliver. Significa mucho para mí tenerte aquí.

Oliver tomó su mano y la miró con una intensidad que hizo que el corazón de Olivia latiera más rápido.

—No tienes que agradecerme, Olivia. Eres importante para mí, y siempre estaré aquí para ti, en las buenas y en las malas.








De regreso al hotel, Olivia marcó el número de su padre. El teléfono sonó unas cuantas veces antes de que la voz de Checo Pérez contestara.

—¿Olivia? ¿Estás bien?

—Hola, papá —dijo Olivia, tratando de mantener la calma—. Necesitamos hablar.

Hubo una pausa antes de que Checo respondiera.

—Sí, claro. Hablemos.

Olivia tomó una profunda respiración y comenzó a hablar, dispuesta a enfrentar la verdad y a buscar una manera de reconciliar su amor por las carreras con la realidad de su situación. Sabía que no sería fácil, pero con Oliver a su lado, sentía que podría encontrar la fuerza para hacerlo.






A la mañana siguiente, Olivia y Oliver se prepararon para dejar Miami. Aunque había mucho trabajo por hacer y muchas conversaciones difíciles por delante, Olivia se sentía más fuerte y más segura de sí misma.

—Vamos, Olivia. El mundo de la Fórmula 1 te espera —dijo Oliver con una sonrisa, mientras tomaba su mano y la guiaba hacia el próximo capítulo de su vida.

Olivia sonrió, sintiendo una renovada determinación.

—Sí, y estoy lista para enfrentarlo, juntos.

Mellitus: drive for my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora