30 | Capitulo Treinta: Rastros

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Oliver se despertó lentamente, sus pensamientos confusos mientras trataba de recordar los eventos de la noche anterior. Aún sintiendo el calor de la cama, se levantó y se dirigió a la cocina, buscando algo que lo ayudara a despejarse. Al llegar, se encontró con Charles Leclerc, quien estaba disfrutando de su café matutino.

—Buenos días —murmuró Oliver, todavía adormilado.

Charles, al verlo, escupió su café de inmediato, sus ojos abiertos como platos.

—Mierda, Ollie, ¿con quién? —preguntó Charles, acercándose a Oliver con una mezcla de asombro y preocupación.

Oliver, sin entender la reacción de su amigo, se giró hacia un espejo colgado en la pared de la cocina. Al mirar su reflejo, notó varias marcas en su cuello, evidencia de la noche pasada con Olivia. La realización lo golpeó con fuerza, y su mente comenzó a correr en círculos.

—Dime que no le hiciste lo mismo a Olivia, Checo te mataría —dijo Charles, su tono grave.

Oliver se quedó paralizado, tratando de recordar cada detalle de la noche anterior. Su corazón comenzó a latir más rápido mientras la preocupación se asentaba en su pecho.

—No puede ser... —murmuró Oliver, asustado.

Charles, viendo la angustia en el rostro de su amigo, se apresuró a tomar medidas.

—No te preocupes, Ollie. Voy a llamar a una maquillista para que tape esas marcas. Tienes una entrevista importante hoy junto con Olivia y Lando. No podemos permitir que esto se vea —dijo Charles, ya sacando su teléfono para hacer la llamada.

Mientras tanto, en otro motorhome del paddock, Olivia estaba lidiando con sus propios problemas.

—¡Puta madre! —exclamó, maldiciendo en español.

Se miraba en el espejo, tratando de ocultar una marca en su cuello que era demasiado visible. Frustrada, intentó de todo para disimularla, pero nada parecía funcionar.

En ese momento, Checo Pérez, su padre, tocó la puerta.

—Olivia, ¿estás lista? —preguntó Checo, con un tono de preocupación paternal.

—¡Espera, papá! Me estoy vistiendo —respondió Olivia rápidamente, tratando de ganar tiempo.

Checo, aunque preocupado, respetó su privacidad y esperó afuera. Olivia, desesperada, finalmente decidió ponerse una blusa de cuello alto para cubrir la marca. Se miró en el espejo una última vez, asegurándose de que todo estuviera en su lugar antes de salir.

—¿Lista? —preguntó Checo al verla salir, notando su inusual elección de vestimenta.

—Sí, lista —respondió Olivia, intentando sonar casual.

El tiempo pasó rápidamente y pronto, Oliver, Olivia y Lando Norris estaban en la sala de entrevistas. Las cámaras estaban listas, y el ambiente era tenso. Oliver y Olivia evitaban mirarse directamente, cada uno lidiando con sus propios pensamientos y emociones.

El entrevistador comenzó con preguntas generales sobre la temporada y la última carrera, pero pronto se centró en la dinámica entre los pilotos.

—Oliver, Olivia, la competencia entre ustedes en Yas Marina fue intensa. ¿Cómo manejan esa rivalidad dentro y fuera de la pista? —preguntó el entrevistador, mirando a ambos.

Olivia tomó la iniciativa de responder, su tono calmado pero firme.

—La competencia es parte de nuestro trabajo. Fuera de la pista, tratamos de mantener una relación profesional y respetuosa. —Su mirada se desvió brevemente hacia Oliver antes de continuar—. Pero obviamente, las emociones pueden ser intensas a veces.

Mellitus: drive for my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora