21 | Capitulo Veintiuno: Caída en la Oscuridad

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Los meses pasaron rápidamente, y la temporada de Fórmula 1 seguía su curso, llevando a los equipos y pilotos a través de circuitos alrededor del mundo. Olivia y Oliver habían continuado su lucha tanto en la pista como fuera de ella, tratando de manejar sus sentimientos mientras mantenían su enfoque en las carreras.

El Gran Premio de México se acercaba, y con él, una mezcla de emoción y tensión envolvía a todos los competidores. Olivia sentía una presión especial; ganar en su país natal era un sueño que había tenido desde que comenzó su carrera en la Fórmula 1. Sin embargo, mientras los días pasaban, la relación de Olivia con la comida comenzaba a deteriorarse nuevamente. La presión y el estrés acumulados, junto con las demandas físicas y mentales de la competencia, habían llevado a Olivia a descuidar su alimentación.





—Olivia, ¿has comido algo hoy? —preguntó Kiley, preocupada, mientras veía a su amiga moverse de un lado a otro del paddock. Su tono, aunque calmado, llevaba una clara nota de inquietud.

—Estoy bien, Kiley. Solo tengo muchas cosas en mente —respondió Olivia, tratando de desviar la conversación. Sus ojos, normalmente brillantes y llenos de energía, estaban apagados y con ojeras visibles.

—No te ves bien, Liv. Deberías al menos comer algo ligero —insistió Alison, acercándose a ellas. Alison había notado que Olivia estaba más pálida y delgada de lo habitual.

—De verdad, chicas, estoy bien. Solo necesito concentrarme —dijo Olivia, forzando una sonrisa antes de alejarse. Intentaba ocultar su debilidad, pero sus pasos vacilantes la delataban.

Kimi, quien había observado la interacción desde una distancia prudente, se acercó a las chicas una vez que Olivia se fue.

—No parece estar bien, ¿verdad? —preguntó Kimi con una ceja levantada, su preocupación reflejada en su voz.

—No, y eso me preocupa mucho —respondió Kiley, cruzando los brazos y mordiendo su labio inferior. La preocupación era palpable en su expresión.

—Si sigue así, podría poner en riesgo su salud y su carrera —añadió Alison, suspirando mientras miraba la silueta de Olivia alejándose entre los equipos y autos. Ambas amigas sabían que Olivia era obstinada, pero también que necesitaba ayuda.





El día de la carrera llegó con un cielo despejado y un ambiente en el Autódromo Hermanos Rodríguez que estaba electrizante. Los aficionados mexicanos llenaban las gradas, esperando ver a sus pilotos favoritos en acción. Olivia se preparaba para la carrera, tratando de ignorar el mareo que sentía y el vacío en su estómago. Se había obligado a sí misma a ignorar las señales de su cuerpo, enfocándose solo en la competencia. Ganar en México significaba más que una victoria; era una oportunidad de hacer historia frente a su gente.

Los pilotos se alinearon en la parrilla de salida, los motores rugiendo mientras esperaban la señal. El olor a gasolina y el sonido ensordecedor de los motores creaban una atmósfera única. Cuando las luces se apagaron, la carrera comenzó con una explosión de velocidad y adrenalina.

En la pista, Olivia tomó la delantera rápidamente, manejando con precisión y determinación. Sin embargo, a medida que la carrera avanzaba, empezó a sentir los efectos de su falta de alimentación. Su visión se volvía borrosa y su cuerpo se sentía cada vez más débil. El volante se sentía pesado en sus manos y sus reacciones eran más lentas de lo habitual.

Oliver, que iba justo detrás de ella, notó que algo andaba mal. La forma en que el coche de Olivia se movía era errática, sin la fluidez y control que normalmente exhibía.

—¿Todo bien, Olivia? —preguntó el ingeniero de pista, pero no recibió respuesta. Su tono, inicialmente profesional, se volvió ansioso.

—¿Olivia, me copias? —insistió, con un tono cada vez más ansioso. La falta de respuesta de Olivia incrementaba su preocupación.

A medida que se acercaba a las últimas vueltas, Olivia comenzó a perder el control. La visión se le nublaba y sentía un cansancio abrumador. Cada giro y aceleración requerían un esfuerzo monumental. De repente, todo se volvió negro.

El coche de Olivia perdió el control, chocando contra las barreras de seguridad. El impacto fue fuerte y Olivia quedó inconsciente al instante. El estruendo del choque resonó en todo el circuito, haciendo que todos los presentes contuvieran la respiración.

—¡Safety Car, Safety Car! —gritó el ingeniero por el intercomunicador. —Oliver, Olivia ha chocado. No responde.

Oliver, que estaba a punto de cruzar la meta y ganar, frenó bruscamente. Sin dudarlo, detuvo su coche y corrió hacia el de Olivia. La adrenalina y el miedo lo impulsaban mientras llegaba a la escena del accidente. Los comisarios de pista y el equipo médico se apresuraban hacia ellos, pero Oliver no podía esperar.

—¡Liv! —gritó Oliver, tratando de abrir la puerta del coche. Su corazón latía con fuerza mientras luchaba contra el mecanismo de seguridad. Los comisarios de pista y el equipo médico se apresuraban hacia ellos, pero Oliver no podía esperar.

—¡Necesitamos ayuda aquí, rápido! —exclamó, su voz llena de desesperación. Los comisarios finalmente llegaron y comenzaron a ayudar a Oliver a abrir la puerta del coche.

Finalmente, lograron abrir la puerta y sacaron a Olivia del coche. Oliver la sostenía en sus brazos mientras los médicos llegaban, su rostro lleno de angustia y desesperación.

—¡Por favor, ayúdenla! —rogó Oliver, su voz quebrada por la desesperación. El equipo médico tomó a Olivia, llevándola rápidamente en una camilla hacia la ambulancia. Oliver, aún conmocionado, siguió de cerca, ignorando todo lo demás a su alrededor.

El bullicio del paddock se había transformado en un silencio tenso. Todos los ojos estaban puestos en Olivia y su lucha por recuperarse. Oliver, con el corazón roto, sabía que las decisiones que había tomado en la pista y fuera de ella habían llevado a esta situación. Ahora solo podía esperar y rezar para que Olivia se recuperara, prometiéndose a sí mismo que nunca más dejaría que el deporte pusiera en riesgo su bienestar.










Nota de Autora: y empezó a sonar "Don't Blame Me" de Tay.

Mellitus: drive for my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora