16 | Capítulo Dieciséis: La Carta de Shanghai

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Diabetes. Cuando escuchas esa palabra, sabes lo que es. Fácil, dices que es una enfermedad que se relaciona con el azúcar. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué se siente tenerla a temprana edad?

Olivia debutó con diabetes tipo 1 a los trece años de edad. Lo recuerda claramente.

Ha tenido sus altos y bajos con la glucosa. Era obvio que una adolescente no podría evitar caer a cada rato en la tentación de lo dulce. Como se dice, lo dulce es una droga. Pero tener diabetes junto con un trastorno alimenticio donde quieres mantenerte en forma y bajo de peso, es un peligro.






Olivia se pesó en la balanza, había subido de peso gracias a la alimentación que le han dado para las carreras. Lo odiaba.

Se encontraba ya en Shanghái, donde iba a ser el segundo Gran Premio. A todos los habían citado tres días antes de las prácticas y carrera.

Olivia iba dando un paseo por el paddock y el lugar, hasta que se encontró con Oliver. Como se sabe, ambos no han tenido la mejor relación amistosa por el momento, por el hecho de que ambos no se confiesan de una vez por todas sus sentimientos.

Ambos hablaron y platicaban sobre diversos temas. La conexión volvió a invadirlos, pero en eso llegó Estelle. Estelle es una chica bonita y amable; nunca tenía intención de hacer sentir mal a alguien, pero lo hacía intencionalmente. Ella realizó un comentario sobre el físico de Olivia.

— Olivia, me he dado cuenta de que últimamente estás subiendo un poco más de peso. Esas dietas para pilotos parecen realmente no ser tan buenas para tener un buen físico. — comentó Estelle

Olivia sintió un nudo en el estómago. Trató de disimular su incomodidad con una sonrisa forzada mientras una ola de pensamientos oscuros la invadía. Sentía que todas las miradas se clavaban en su cuerpo, como si cada persona en el paddock estuviera juzgando su apariencia.

— Olivia,He oído que aquí puede ser bastante complicado para la carrera,las curvas y todo eso. — dijo Ollie desviando la conversación.

—Sí, he estado entrenando duro. Aunque, bueno, siempre hay cosas que se pueden mejorar. — tratando de sonar entusiasta.

— Oliver, cariño, debemos irnos. Tenemos esa reunión con el equipo de marketing en diez minutos. No queremos llegar tarde. — dijo Estelle

Oliver miró a Olivia, sus ojos llenos de una mezcla de disculpa y frustración. No quería dejar la conversación, no quería dejar a Olivia sintiéndose incómoda y herida, pero sabía que tenía que irse.

— Nos vemos más tarde, Olivia. Cuídate.

Olivia asintió, su sonrisa aún más tensa, y los observó mientras se alejaban. Apenas se fueron, ella se dirigió hacia los baños del paddock. Necesitaba estar sola, alejarse de las miradas y los comentarios. Se miró en el espejo, analizando su reflejo, odiando cada imperfección que veía.

Durante los siguientes días, Olivia comenzó una rutina de no comer, apenas tomando pequeños bocados aquí y allá. Su energía se desvanecía lentamente, pero se convencía de que era por el bien de su carrera. La presión de mantener su peso, combinado con su diabetes, creaba un ciclo destructivo que parecía imposible de romper.








El día de la carrera llegó y el ambiente en el circuito de Shanghái estaba cargado de tensión y emoción. Los motores rugían, el aire vibraba con la anticipación de miles de aficionados. Olivia se preparaba en su garaje, sintiendo el peso de cada mirada, de cada expectativa.

— ¿Estás bien, Olivia? Pareces un poco pálida. — pregunto uno de los mecánicos.

— Estoy bien, solo los nervios.

Mellitus: drive for my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora