Lionel no se sorprendió de encontrar a su padre al abrir la puerta de su casa, había ido solo por temor de ver a sus suegros nuevamente, su teléfono no había dejado de sonar con llamadas de ellos y no había podido pegar un ojo en toda la noche debido al estrés que eso le producía. Conociéndolos, eran capaces de aparecerse en cualquier lugar y hacer una escena, ya lo habían hecho antes, durante su embarazo.
—Solo vine por ropa. —Le dijo al pasar por un lado, su padre soltó un suspiro y tomó su brazo con delicadeza, deteniendo su andar—. ¿Papá?
—Ven, Leo, debemos hablar.
El omega se dejó llevar hasta el sofá, había dejado a Ciro con Neymar, su cuñado había estado ayudándolo mucho con el bebé, pero decía que estaba bien. Por su situación, él estaba muy agradecido con él, Ney lo había apoyado incluso desde antes de casarse con su hermano, ya que eran amigos de la infancia y era la única persona a la que podía hablarle cuando estaba frustrado.
—¿Qué sucede?
—Unos oficiales vinieron temprano y dejaron esto aquí—Le tendió un sobre, haciéndolo tragar duro. ¿En serio habían llegado a ese extremo? ¿A denunciarlo? Hipócritas, se dijo mentalmente, mil veces hipócritas—. Tu madre y yo tratamos de hacerlos entrar en razón, pero ellos están cansados y en el fondo los entendemos, hijo. Solo quieren formar parte de la vida de su nieto-
—No, papá, los que no entienden son ustedes. Diosa, ¿Por qué simplemente no pueden dejarme tranquilo? —gimió, sintiendo los ojos picarle al ver la citación—. Haciendo esto ellos tienen las de perder, yo no quería llegar a esto, pero esto es realmente bajo, incluso para ellos.
—¿A qué te refieres? —Su padre tomó su mano y le vio romper en llanto—. Leo, explícame, si no lo haces, no entenderé.
—Y-Yo... So-Soy un mal hijo... —gimoteo, aferrándose a su pecho. Había hecho lo mejor que había podido para nunca fallarle a sus padres, quienes sólo le habían dado amor y todo lo que necesitaba.
Había sacrificado cinco años de su vida para no dejar que el esfuerzo de toda la juventud de sus padres se fuera al caño, no le importaba y ciertamente actualmente tampoco lo hacía porque había sido su decisión. El muy bastardo de Diego había orillado a la empresa de sus padres al fondo de la bancarrota sin que supieran y le había dado la opción de salvar la empresa si aceptaba casarse con él, por supuesto Lionel había aceptado casarse por esa simple razón, sin saber quién era el verdadero causante.
Por supuesto, Diego se lo había restregado en la cara en la primera oportunidad que había tenido, disfrutando viendo la humillación en su rostro.
Sus padres lo eran todo para él y había estado dispuesto a desperdiciar su vida por verlos feliz, el único defecto era que no había contado con la aparición de su pareja destinada, el primo hermano de Diego, Emiliano.
>>Nunca les dije nada porque no quise decepcionarlos—lloriqueo restregándose el rostro—. S-Soy un idiota...
—¿A qué te refieres?
—Ciro no es hijo de Diego, papá, es hijo de otro hombre y ellos lo saben, yo se los dije—lloriqueo—. D-Diego también lo sabía, por eso... —tomó una respiración profunda para que su voz no se quebrara—. Les mentí cuando les dije que fui de viaje al principio del embarazo porque había discutido con él. Nos separamos porque lo engañé.
—¿Te hizo algo, Lionel? —Su madre, que había entrado a la sala al escuchar su llanto le observó con lágrimas en los ojos—. ¿Eso fue? ¿Él te hizo daño?
Sus dos padres dejaron salir el aire de sus pulmones al verlo asentir, su madre se arrodilló frente a él y le tomó del rostro, el dolor brillando en sus ojos oscuros.
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RUMORES [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐌𝐄𝐂𝐇𝐎𝐀]
FanfictionFrancisco Guillermo Ochoa Magaña es un alfa soltero, director general de una de las más grandes empresas de México a sus cortos veinticuatro años de edad, que vive estresado por los rumores que se crean a su alrededor como para preocuparse por busca...