Capítulo 21

124 17 35
                                    

—Pero es lunes...

—Papá—El mayor suspiró, observando al bebé jugar con Guillermo en el centro de la sala—, no tienes que llevarte a Ciro cada vez que pienses que Guille y yo necesitamos tiempo a solas.

—No lo hago por eso, lo hago por huir de casa. ¿Sabes que es horrible? Tener que lidiar con tu madre y tu hermano cuando están discutiendo, son idénticos, di a luz a un inmenso clon de ella y me vuelvo loco. —Suspirándose llevándose una mano al cabello—. El que Guillermo y tú puedas disfrutar de tiempo a solas es un extra. Además, ¿Por qué no quieres que me lo lleve?

—Hoy un niño lo mordió, por eso no quiero estar lejos de él—La expresión de su padre oscureció con sus palabras—, sí, por suerte sólo dejó una marca leve, se le quitará con los días.

— 𝐶𝑖𝑒𝑙𝑜𝑠 , nuestro Ciro...

—¿Y por qué mamá y Lucho te están volviendo loco?

—La fiesta de tu hermano, con tantas complicaciones que están sacando te juro que terminaré haciendo una reserva en un restaurante cinco estrellas. —blanqueó los ojos al llevarse las mano a la cadera—. Que si carne, que si pescado, que si deben invitar a los Beckham, que si los padres de Ney vienen y ellos son vegetarianos, que a quien vas a llevar tú, que todos nos debemos vestir de un color.

—¿No les dijiste que iba a llevar a Guille?

—No, esa es tu responsabilidad.

—Papá... —Se quejó, el mayor se encogió de hombros e hizo una mueca.

Era su padre y debía defenderlo, pero tampoco iba a soltar esa bomba frente a dos rabiosos alfas que se lo iban a comer vivo.

— ¿Tú crees que estarías tan tranquilo si lo supieran? —Resopló, negando—. De todas formas, el color de la vestimenta es celeste y algo blanco.

—Tengo algo de ese color, así que está bien.

— Entonces ¿podré salir con Ciro o...?

—Pero no para dormir. Iré por él. —El mayor asintió varias veces, levantando su mano como si hiciera un juramento—. Entonces, está bien.

—Lo traeré, lo prometo.

—Déjame preparar su bolso. —El mayor se mostró entusiasmado, viendo a su hijo avanzar hasta la habitación del pequeño, decidió acercarse al bebé, que construía algo ayudado por Guillermo.

— ¿Se quedará a cenar? —Preguntó el alfa alzando la mirada, el mayor negó levemente, moviendo sus cejas.

—Los dejaremos solos—Bromeó, viendo como el otro se ruborizaba—, aunque no por mucho tiempo, sólo quería salir de mi casa un rato, quizás solo vaya a comer un helado o algunos dulces.

— ¿Sucedió algo?

—¿En casa? No particularmente. Como pasado mañana es el cumpleaños de Luis, mi esposa y él están en modo planeación y no, señor, demasiado estrés para mí.

Aquello hizo sonreír al alfa, el padre de Lionel le caía bien. El omega apareció a los pocos segundos con el bolso del pequeño y el mayor se apresuró en tomarlo, el bebé se levantó torpemente y avanzó hasta su abuelo, sabiendo que saldría con él.

—Cuando tengas dieciséis prometo ser tu chaperón—Le dijo al alzarlo en brazos, el bebé soltó una risita por su expresión y recibió un beso en el frente de parte de Lionel en señal de despedida—. Bueno, saldré con este precioso bebé y lo traeré en un tiempo determinado, probablemente dos o tres horas... ¿O necesitan más tiempo?

—¡Papá! —se quejó el omega, sus mejillas enrojeciendo.

—Bueno, lo traeré a medianoche, cuídense, aunque no me quejó si quieren hacer un bebé—La expresión de Lionel se ensombreció, pero luego sonrió, ocultando su pesar para no preocuparse a su padre, este besó su mejilla y se despidió de los dos, abandonando el departamento.

RUMORES [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐌𝐄𝐂𝐇𝐎𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora