Capítulo 11

132 23 12
                                    

—¿Y? ¿Te anotas para repetir lo de ayer? —Guillermo gruñó en respuesta, no queriendo saber más nada de bebidas alcohólicas por un buen tiempo, del otro lado de la línea Andrés rompió en carcajadas—. ¡Dijiste que irías con nosotros, Memo! ¡Y estamos yendo un día de semana porque tienes una cita el viernes!

—¿Quieres matarme, Príncipe? Además, ya se cobro una víctima y es peligroso porq-

—Tu teléfono no cuenta como una víctima.

—¡¿Cómo que no?! —Bajó la voz y terminó susurrando contra el auricular—. ¿Qué sí Lio me escribió algo y piensa que no le he respondido?

—Este idiota, y luego tiene la audacia de decirme que Leo no le gusta.

El sonido de la puerta ser tocada interrumpió su llamada, frunció el ceño y se despidió de Andrés, aclarándose la garganta al acomodarse en la silla. ¿Clara no estaba ahí? Quizás había ido al baño y por eso la persona estaba tocando, aunque era extraño puesto que su turno estaba terminando y no esperaba a nadie, se enderezó en su lugar y habló en voz clara:

—Pase.

La puerta se abrió lentamente y un rostro que conocía muy bien se asomó con una sonrisa amplia, los ojos almendrados de Lionel se entrecerraron y su sonrisa se amplió al exclamar:

—¡Guille, hola! —Le saludó, logrando que se levantara para acercarse a él—. La señorita no estaba, así que toque primero.

—Hubieses pasado de una vez, Lio—Le dijo con una sonrisa, mientras el omega entraba a su oficina, lucía un bonito atuendo casual con un abrigo de rayas.

—No puedo hacer eso, ¿Qué sí había alguien aquí?

—Tienes razón... ¿Pasaste por el presidente?

—Sí, vine por un asunto de la demanda y decidí pasar a saludarte.

—Cierto, ¿Cómo va eso? —El alfa le instó a acercarse a su escritorio y el omega lo siguió hasta sentarse frente a este, Guillermo regresó a su silla y apoyó sus codos sobre la mesa. Observándolo con atención, Lionel lucía bien con traje, pero con ropa casual lucía aún más joven de lo que era.

—Oh, bueno, he tenido que hacer un montón de papeleo y cosas aburridas, también tuve que ir a un médico y hacerme algunas placas. —Suspiró, negando para sí mismo al hacer un mohín y abrazarse a sí mismo—. ¿Y tú? Te escribí un mensaje ayer y no me contestaste.

—... Si te digo te reirás de mí.

—¿Tu teléfono se dañó?

—Se ahogó—suspiró—. Andrés me invitó a beber anoche y llegué tan ebrio, pero tan ebrio que cuando me levanté lo vi nadando en la bañera.

El omega soltó una carcajada y negó para sí mismo, mientras el alfa suspiraba ruborizado, todo había sido culpa de Andrés y su insistencia por tomar esos cócteles, había necesitado tres analgésicos para quitarse el dolor de cabeza por la resaca esa mañana.

—¿Qué tanto tomaste?

—No lo recuerdo, quedé tan noqueado que tuve que revisarme para ver si no me había tatuado algo extraño estando ebrio. —Bromeó—, el nombre de alguien o una cosa de esas.

—Exagerado.

—Hmph, no tomaré opiniones de gente que no bebe.

—Yo bebo. —El omega lo observó con una ceja arqueada, viendo como el menor se cruzaba de brazos como un niño berrinchudo. ¿Cómo había llegado a esa conclusión? Ciertamente, con Guillermo no había bebido, pero sí había salido con Javier e incluso había llegado a beber con Cristiano.

RUMORES [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐌𝐄𝐂𝐇𝐎𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora