Capítulo 16

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Emiliano observó a su madre con seriedad, esta soltó un suspiro y removió su té.

—¿Estás seguro que-?

—Sé que Lionel es autosuficiente y probablemente no vaya a aceptar, es por eso que quiero que sea en nombre de Ciro—Le explicó—, quiero que viva tranquilo, una vez tome la presidencia haré que la empresa crezca aún más. Con los beneficios que obtendría no tendría que trabajar jamás.

—¿Aún no has ido a verlo?

—Venía a pedirte la dirección, y también conversar esto contigo antes. —Apretó la mandíbula—. Lo que papá hizo fue repulsivo, él salió muy mal de ahí, mamá. Se veía tan... tan destrozado...

Susana suspiró viendo el dolor en los ojos de su hijo, tomó sus manos y entrelazo sus dedos.

—Ve a verlo.

—... —Emiliano negó levemente, bajando la mirada. No quería atormentar más a Lionel, después de haberlo visto salir de la sala de esa forma, hubiese deseado tomar un avión y establecer la distancia que antes existía entre ellos.

Quizás de esa forma, las heridas de Lionel seguirían cerrándose y el omega podría sanar sin tenerlo como un recordatorio de lo ocurrido.

—Yo compré algo para el niño, no he tenido oportunidad de llevárselo. ¿Por qué no tratas de arreglarte con él utilizando eso como oportunidad?

—No creo que sea una buena idea, mamá.

—Tocar la puerta no es entrar, Emi. —El alfa le observó por unos segundos, su madre levantándose de su lugar para acercarse a uno de sus armarios y sacar una caja de color pastel—. Además, él necesita de alguien ahora, no tienes que ir necesariamente para reconciliarte con él de esa forma...

Y la imagen de un Lionel sólo y lloroso molestó al lobo de Emiliano, él debía estar a su lado, secando sus lágrimas. Tomó la caja y se despidió, saliendo de la casa de sus padres para dirigirse a su auto y subirse.

Ingresó la llave en el tablero del auto y suspiró, optando por hacer lo que su madre había pedido. Se arrastró hasta la puerta del omega y apretó los puños, sintiendo el miedo aflorar en su pecho. Dejó las cosas en el suelo y se mordió los labios, posó un dedo sobre el timbre y lo pulso.

—¡Voy!

Lionel dejó al bebé en el suelo y se acercó a la puerta, frunció el ceño al notar una esencia que le hizo picar la nariz y abrió la puerta, pero el pasillo estaba vacío. Lo único extraño era unos cuantos paquetes, uno de ellos tenía una nota con la letra de la madre de Emiliano.

Tomó el paquete extrañado y entró, soltándolo casi de inmediato al notar al pequeño alzando el vaso de jugo más alto de lo que debería y derramándolo encima de su rostro y su ropa. Por supuesto, el pequeño rompió en llanto de manera inmediata, más por la sorpresa que por otra cosa.

Lionel suspiró al alzarlo, le dolía un poco la cabeza y no había podido comer demasiado, seguía tan mal anímicamente que no podía mantener comida en su estómago.

>>Vamos a darte un baño, patito. —Besó su nariz al arrullarlo, llevándolo al baño.

Guillermo le había llevado a casa de sus padres en la noche, casi rompió en llanto otra vez cuando alzó a su pequeño en brazos, pero se controlo hasta llegar al departamento. Cumplió con la petición de Guillermo y trató de comer algo, que terminó vomitando de una horrible manera.

Por si fuera poco, le dio un leve quebranto y Guillermo se quedó toda la noche cuidándolo, incluso yendo a una tienda de conveniencia en medio de la madrugada para conseguirle unas bebidas energéticas.

RUMORES [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐌𝐄𝐂𝐇𝐎𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora