—Te tengo un chisme—Karla soltó una risita y colocó el móvil a un lado, escuchando la emoción en el tono de su compañero de trabajo que estaba en altavoz.
Guillermo solía despertar más temprano, así que lo más probable es que estuviera en su habitación esperando que se hiciera la hora de la reunión.
—¿Ya resolvieron lo del sistema de regado o como se llame? —Preguntó al verter exactamente dos sobrecitos en su café con leche descremada.
—Sí, el señor Martínez mandó a reemplazar los equipos dañados y todo eso, de todas formas, te va a encantar este chisme. Lo vi con mis propios ojos—Le aseguró el beta emocionado—. Lionel y el presidente llegaron juntos, incluso se bajaron del mismo auto, el del presidente.
—¿En serio?
—¡Te digo que los vi! —Exclamó este—. Venían en el auto del presidente y traían al bebé con ellos, así parecían una familia de revista... ¿Sabrá el señor Ochoa esto? Que horror, no pudo esperar ni unos días para-
Un plato fue posado con brusquedad en una mesa a su lado, logrando que la omega girará, su rostro palideciendo al notar a Guillermo, con el ceño fruncido.
>>De verdad, es increíble, ni siquiera trató de ocultarlo. Es un descarado, pobre señor Ochoa, gastó una millonada en ese anillo y lo más probable es que no haya boda, ¿Cómo va a casarse con esa 𝑟𝑎𝑚𝑒𝑟𝑎?
—Lautaro, cállate—Le pidió rápidamente, notando como Guillermo se levantaba de su mesa, acercándose a la suya.
—¿Por qué? ¡Es la verdad! ¡Solo los está usando!
—Lautaro—Gruñó entre dientes, viendo a Guillermo detenerse a un lado de su mesa, su lengua empujada contra su mejilla.
—No, déjalo terminar. Quiero escuchar esto.
—¿S-Señor Ochoa?
—Vamos, Lautaro, termina lo que estabas diciendo. ¿Piensas que soy un cornudo? 𝑊𝑜𝑎ℎ, deben llegar al techo, ¿No crees? —Guillermo sonrió levemente, mientras Karla se mordía el interior de las mejillas—. Tranquilo, Lautaro, no tengo el poder de despedirte, al menos no desde aquí, pero el presidente seguramente tendrá una carta para ti por hablar del otro dueño de la empresa de esa forma.
Y colgó la llamada, antes de regresar a su mesa, rodando los ojos.
Había hablado con Lionel temprano, lucía cansado y ojeroso y si no fuese por las otras tres reuniones que tenía, habría mandado al carajo el estúpido viaje.
—Él no-
—No quieras tratar de arreglar algo que estaba dañado desde un principio, porque serás la próxima en ser despedida. Recuerda que ni siquiera tienes seis meses trabajando con nosotros—Sus ojos brillaron con diversión al verla—, eres completamente reemplazable, 𝑞𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎.
Y tomó su plato vacío, para salir de aquella sala, dejándola con aquel incómodo sentimiento en el pecho.
×
×
×
—No es necesario que vayas a la reunión, ¿Sabes? —Lionel alzó la mirada del desayuno que apenas había tocado, observando fijamente a Emiliano, que tenía a Ciro en su regazo, garabateando algo sobre una hoja blanca—. Hace rato casi te desmayas, no es recomendable que andes así por ahí. De hecho, ni siquiera deberías estar aquí.—Estoy embarazado, no incapacitado.
—Sí, pero apenas eres capaz de mantener comida en tu estómago, estás pálido y no dormiste mucho anoche. Se nota.
—¿... Debería llamar a mi padre?
—Es lo mejor, tienes mucho que contarles—Lionel se levantó lentamente y salió de su oficina, dejándolo solo con el bebé, que empezó a saltar en su regazo en el momento que su pantalla se iluminó con una foto de Guillermo.
ESTÁS LEYENDO
RUMORES [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐌𝐄𝐂𝐇𝐎𝐀]
ФанфикFrancisco Guillermo Ochoa Magaña es un alfa soltero, director general de una de las más grandes empresas de México a sus cortos veinticuatro años de edad, que vive estresado por los rumores que se crean a su alrededor como para preocuparse por busca...