Capítulo 6

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—Gracias por haberme traído, señor Ochoa—le dijo en el momento que el auto se detuvo frente a su casa, Guillermo solo sonrió amablemente—. Y... ¿Está seguro que no quiere nada para esa picada?

—No, estoy bien. —el alfa le ayudó con lo que había llevado, despidiéndose luego de él—. Nos vemos en la oficina más tarde. Hoy es la firma de ese contrato, así que...

—Lo sé, y nuevamente, gracias.

Lionel le observó irse con una sonrisa, algo pensativo por lo incómodo que el alfa parecía haber estado. Se encogió de hombros y tomó su maleta y el bolso con su mano libre, no dándole importancia a eso.

Sonrió al entrar a la casa, sus padres debían estar en casa después de su largo viaje y estaba emocionado por hablar con ellos. Se quitó los zapatos y caminó hasta la sala, la sonrisa borrándose de su rostro al notar a sus dos ex suegros en el sofá.

—Leo... —giró bruscamente, tomando la maleta y el bolso, saliendo nuevamente de casa en el momento justo en el que el auto de su hermano mayor aparecía en la acera. Le había pedido que le diera un aventón a su trabajo antes de que fuera al consultorio.

—¿Leo?

—No quiero estar aquí, ¿Puedes llevarme a tu casa? Debo ir al trabajo.

—¿Están ahí? —Neymar hizo ademán para salir del auto, pero Lionel lo detuvo, optando por abrir la puerta trasera del auto y lanzar su equipaje y la pañalera del niño dentro, para luego subirse—. Estoy seguro que después de una charla conmigo te dejarán tranquilo.

—No vale la pena, Ney. Lucho, por favor.

Su hermano soltó un suspiro, pero hizo caso, acelerando para salir de aquella residencia. Su hermano vivía en una zona más alejada de la casa de sus padres, con su esposo, Neymar.

—Puedes quedarte con nosotros si lo necesitas, Leo—le dijo el omega brasileño, girando a verlo y notando las lágrimas que empañaban sus ojos—, no es ninguna molestia y en nuestro departamento no habrá problema alguno, no importa si es el presidente de la República, no podrán ver a Ciro a menos que alguno de los dos lo permita.

—La opción de la orden de alejamiento sigue vigente.

—No quiero tomar algo tan drástico como última opción—soltó el omega.

—Eso o decirles la verdad a nuestros padres. —Lionel se mordió los labios—. Papá y mamá no dejarían que fueran a casa si supieran lo que pasó.

—... No quiero.

—Lionel.

—En todas las versiones sigo siendo el estúpido omega que se dejó embarazar por otro alfa estando casado con uno. —suspiró, bajando la mirada hasta su pequeño, que dormía contra su pecho.

—Un alfa que no quieres decir quién es, también. Todo sería más fácil si dijeras quién es.

—No.

—¿Por qué?

—Porque tampoco lo quiero cerca de mi hijo, ni hoy ni nunca—sorbio por la nariz y se restregó el cabello—. Mi hijo no tiene nada que ver con Maradona ni con su padre. ¿Soy un egoísta por eso? Pues que así sea.

Su hermano soltó un suspiro, pero la memoria de Lionel ensangrentado rogando entre sus brazos que debía salvar a su bebé talaba con fuerza en su mente.

Respetaría la decisión de su hermano, incluso aunque a su parecer no fuese la correcta.

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—Siento la tardanza, señor Ochoa.

RUMORES [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐌𝐄𝐂𝐇𝐎𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora