Capítulo 20

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Lionel soltó una risita al sentir unos labios bajando por su hombro, dejando besos en su camino, pronto sintió una manito regordeta darle una palmada y giró, notando a Guillermo con Ciro en brazos.

—¡Pa-papá! —Le llamó el bebé, soltó una risita y abrió los brazos para recibir al pequeño, que salió de los brazos de Guillermo para acurrucarse contra su pecho, gorjeando algo parecido a palabras.

—¿Está hablándote?

—Está contándome que soñó, ¿Verdad, Ciro? —Besó su frente y se sentó en su lugar, observando a Guillermo con una sonrisa—. Buenos días para ti también, 𝑟𝑖𝑐𝑖𝑡𝑜𝑠.

—Buenos días, Lio.

—¿Se despertó hace mucho? —Guillermo negó, viéndolo levantarse—. Bueno, tomaremos un corto baño y luego prepararé el desayuno.

—No, Lio, déjame hacerlo a mí, aún es temprano.

Lionel asintió levemente, acomodándose al pequeño en la cadera y caminando al closet para buscar algo que ponerse.

—¿Sándwiches con mostaza? —Bromeó, tomando una camisa de vestir, el alfa sonrió ampliamente y se acercó para besar su mejilla—. ¿No es mejor que comamos en la cafetería?

—¿Quieres comer allá? No estoy seguro de a qué hora abre...

—Tranquilo, abre temprano y Emiliano dijo que llegará tarde, así que tengo algo de tiempo extra también.

—Ese jefe... primer día y ya llegará tarde, tsk—Lionel sólo sonrió, besando su mejilla antes de alejarse—. Aprovecharé de darme un baño también, entonces.

Tardó unos veinte minutos en regresar, escogiendo un buen atuendo y rociando un ligero perfume, para asegurarse de que lucía y olía bien. Le dejó comida a Toto y cuando regresó al departamento del mayor, este se encontraba armando la lonchera de Ciro.

—¿Hacías esto todos los días?

—Sí, pasé un susto muy horrible cuando apenas comenzaba a caminar—Suspiró, troceando las frutas y guardándolas en los pequeños compartimientos—. Trabajaba para ti en ese momento.

—¿En serio? ¿Cuándo? Nunca faltaste.

—Estabas libre por tu celo, salí temprano esa tarde y pasé toda la noche y el fin de semana en el hospital.

—¿Por su alergia?

—Sí, al parecer heredó eso de Emiliano—Hizo una mueca—, espero que al menos haya heredado las otras cosas buenas de él. Aunque ya sabemos que lo mejor lo heredó de su Papi, por supuesto.

Guillermo soltó una risita y se acercó, abrazándolo por detrás. Sus manos rodearon la estrecha figura del omega, sus dedos haciendo círculos sobre la parte baja de su espalda.

>>¿Quieres una uva? —Sus rostros quedaron a sólo centímetros cuando giró, logrando que el alfa entrecerrara los ojos—. ¿Guille?

—Eso que dijiste ayer... ¿Lo quieres? —Preguntó en un tono bajo, casi un susurro, Lionel arqueo una ceja antes de ruborizarse al escuchar sus palabras—. ¿Te gustaría que te marcara, Lio?

—... —El omega asintió, la vergüenza que podía sentir en su esencia lentamente iba adquiriendo el dulzón de la excitación. Su lobo se removió inquieto y su mirada bajó a la nuca del mayor, 𝑜ℎ 𝑠𝑖, sería genial clavar sus colmillos en la tierna y pálida piel—. Sí.

—A mí también, pero creo que sería mejor esperar un poco más. —No pudo ignorar la decepción en el rostro del mayor, por lo que terminó soltando una risita—. Quiero hacer algo especial, velas aromáticas y esas cosas...

RUMORES [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐌𝐄𝐂𝐇𝐎𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora