—¿Más pizza?
—Estoy bien así, Guille, gracias. —El alfa se encogió de hombros y tomó el último trozo, acurrucándose contra el omega cuando este comenzó a hacerle cariñitos en sus rizos.
—Cierto, Lio, —Guillermo giró a ver al omega, que arqueo las cejas al escuchar el cambio en su tono—. Hoy le van a hacer esa fiesta de bienvenida a nuestro amigo que regresó del extranjero, ¿Por qué no vas conmigo? Tenemos tres días encerrados, quizás un cambio de aire te haga bien.
—No tengo ánimos.
—¿Prefieres que me quede contigo?
—No, no es de esa forma... Estoy mejor, de verdad—Le aseguró con una sonrisa, aunque por el brillo triste en sus ojos, Guillermo no le creía—, solo no tengo ánimos de lidiar con los chicos por ahora, apenas he podido hablar con Chicha estos días y me siento un poco mal con él porque me había ofrecido a cuidar a Lilian y esto sucedió...
—Ya. —Sonrió divertido al bromear—. Entonces, ¿Nada de correr a bosques ni ponerte a llorar si se me cae tu mazapán al suelo?
—¡Era mi último mazapán! —Se quejó el omega, empujándolo con el pie haciéndolo reír—. ¡Y también te comiste mis dulces!
—¡No quisiste dejarme ir al mercado! ¡Y yo también quería dulces!
—Claro que no.
—Lio, el primer día te pusiste como loco porque despertaste y no estaba a tu lado, ¡Estaba en el baño! —El omega se ruborizo y le observó por debajo de sus pestañas, de una forma que hacía su corazón revolotear por lo adorable que lucía—. Además, te sigues comiendo esos caramelos que te dejan los labios rojos y—Jadeo de manera exagerada—, yo soy humano, Lio, no me puedes hacer esto.
—¿Hacerte qué?
—Me tienes aquí, queriendo besarte—Suspiró, sus mejillas enrojeciendo al bajar su mirada—. O-Olvida lo que dije, mi lobo me tiene mareado y hueles demasiado bien-
—¿Tu lobo...? ¿Le gustó a tu lobo?
—Le gustabas desde antes, supongo. —Mencionó por lo bajo, recordando lo mucho que su lobo disfrutaba de llegar a la oficina y sentir el aroma de Lionel en las mañanas. Lionel sonrió ampliamente y se acurrucó contra su pecho, su propio lobo sintiéndose contento por ese comentario.
—Aún me debes un beso.
—¿Quién? ¿Yo? —Carraspeo avergonzado—. N-No recuerdo tener esa deuda contigo.
—¿No? —Lionel sonrió para sí mismo y escaló a su regazo, alzando su rostro entre sus dos manos—. Estabas en esta misma posición y te levantaste con las piernas hechas gelatina porque te hice venir.
El alfa sonrió avergonzado, cerrando los ojos cuando el omega se inclinó para rozar sus labios, donde pudo sentir el suave sabor a caramelo de fresa.
—No deberías hacer esto.
—¿Hacer qué? Estoy cobrándome lo que me debes—Habló contra sus labios, moviéndose para dejar pequeños besos en las comisuras de sus labios, sin realmente tocarlos.
—Podría acostumbrarme.
Lionel se separó, observándolo con una expresión que el alfa no supo identificar, ¿Molestia? ¿Dolor? ¿O era quizás frustración?
—Guille... ¿Estoy siendo malo al hacerte esto? —El alfa alzó la mirada, notando el dolor brillando en los ojos del omega—. Sé que te gusto y tu también me gustas, pero...
—Lionel—El mayor se enderezó en su lugar cuando le llamó en tono serio, sus cejas hundiéndose en su rostro—, yo sabía en qué me estaba metiendo, todavía lo sé y a menos que me des una respuesta negativa, seguiré esperando. Si quieres tontear conmigo, tontea. Si quieres besarme, bésame. Incluso si quieres... 𝑦𝑎 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑠, hazlo.
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RUMORES [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐌𝐄𝐂𝐇𝐎𝐀]
FanfictionFrancisco Guillermo Ochoa Magaña es un alfa soltero, director general de una de las más grandes empresas de México a sus cortos veinticuatro años de edad, que vive estresado por los rumores que se crean a su alrededor como para preocuparse por busca...