Ambos se quedan callados al salir de la clase. Dream se siente un poco nervioso, porque quiere decir algo pero no sabe qué.
-¿Y cuántos años tienes? -le pregunta a pesar de que ya sabe la respuesta.
-Veinte.
-Wow... Eres demasiado viejo.
George se ríe, mira a Dream y se vuelve a reír.
-¿Gracias? Aunque tú tampoco es que seas muy joven, ¿no?
-Tengo diecinueve, soy muchísimo más joven que tú.
-Es solo un año. Tampoco creas que eres un bebé.
-No soy un bebé, pero tú sí que eres un anciano.
-El próximo año tendrás veinte y serás un anciano como yo.
-Probablemente.
Nuevamente se vuelven a callar hasta que George empieza a silbar alguna canción que Dream desconoce, aunque de todas formas le encanta la canción o le encanta escuchar a George o simplemente le encanta cualquier cosa que George haga o diga.
-¿Qué canción es?
-¿Cuál?
-La que estás silbando.
-Oh, Tiny Dancer de Elton John. ¿Conoces a Elton John?
-La verdadera pregunta es quién no lo conoce, aunque debo de decir que nunca he escuchado esa canción.
-Escúchala cuando llegues a tu casa. Es una canción realmente conmovedora y a la vez se me hace un poco nostálgica. No soy alguien a quien le guste bailar, mas me encantaría bailarlo con alguien de quien esté enamorado.
-¿Alguna vez te has enamorado?
-Un par de veces... Es un sentimiento muy lindo, pero nunca me he sentido satisfecho por completo de mis parejas, como si fuéramos piezas que al principio parecen que van juntas, pero cuando las intentas juntar simplemente no encajan perfectamente.
-Tal vez es porque no somos perfectos.
-No es necesario ser perfectos, solo ser perfecto para el otro. Supongo que algún día llegará esa persona que me haga sentir que aquí es. Por el momento solo quiero dedicarme a estudiar y ser un gran profesional.
-¿Te gusta el chocolate?
George vuelve a reírse y mira a Dream confundido.
-Perdón. ¿Qué?
-Si te gusta el chocolate.
-Sí te escuché, pero me resultó raro que cambiarás el tema tan de repente. Y sí me gusta, ¿lo preguntas por el chocolate que te di?
-En parte sí. Solamente que no puedo coexistir con personas a las que no les gusta el chocolate. El chocolate es la mejor creación del mundo y sería una red flag si es que no te gustara. ¿Te gusta el café?
-Ahora tengo miedo de responder.
Dream sonríe sin decir nada, esperando que le dé su respuesta.
-Me gusta el latte con mucha, mucha azúcar. ¿Es el fin de nuestra amistad?
-No me gusta el café, pero te lo acepto. Muy amargo para mí.
-¿Te gustan las aceitunas?
-No me desagradan.
-Te lo acepto.
Dream voltea a ver a George y este está sonriendo con satisfacción al usar sus mismas palabras contra él, hasta que ambos rompen en risas.
-No creí que tuvieras sentido del humor -admite Dream.
-No creí que fueras tan hablador. Siempre que me acerco a saludarte te quedas tan quieto como una estatua y solo respondes con monosílabos como si te diera miedo.
-Perdón. Me demoro un poco agarrando confianza con gente nueva.
-No te preocupes, solo me resulta un poco gracioso como actúas. Ahora eres diferente a la percepción que tenía de ti.
—¿Eso es malo?
—Me gusta más escucharte hablar.
—Pues lamento que eso ya no pueda ser posible, porque ya llegamos a mi casa.
—No se sintió tan largo. Bueno, nos vemos en clase.
George le extiende su mano y Dream la mira un momento antes de estrecharla con la suya. Su toque es tan suave y delicado. Sus dedos son tan delgados y eso le fascina.
—Nos vemos en clase —responde Dream.
¿Cómo se atrevía a hacerlo sentir tanto con tan poco? ¿Por qué con cada toque, cada sonrisa o simplemente cualquier pequeño gesto hacía que su mundo se volviera de cabeza y que su corazón se volviera loco? ¿Por qué cada vez que estaba cerca de George se sentía tan vulnerable a sus actos? George tenía el poder de hacerlo sentir el hombre más feliz del mundo en un segundo, pero temía que también pudiera destruir su mundo así de rápido.
...
De alguna forma George aparecía cada vez en su vida. Lo veía en lugares donde no lo había visto antes. Al comienzo creía que solo compartían una clase, luego se dio cuenta que eran dos, pero ese día se dio cuenta que tal vez estaba equivocado.
Aquella clase compartía con Sapnap, Karl y Fundy, este último no era un amigo suyo, pero lo habían integrado a su grupo, ya que este era muy bueno exponiendo y tenía una labia que incluso podría decir una tontería y sonaría como el mejor discurso de la historia. A Dream no le agradaba Fundy y si lo había aceptado en el grupo era por conveniencia. Fundy, no solo era el delegado de la clase que actuaba como la mascota del docente, sino que también era un engreído que creía ser el más brillante de la clase y no llegaba ni al estudiante promedio.
En esa clase les habían asignado un trabajo en grupo y andaban tranquilos trabajando escuchando la irritante voz de Fundy, hasta que la puerta se abre y un tímido George ingresa a la clase para sentarse casi al fondo. ¿Desde cuándo George iba también a esa clase?
—Ya vengo —avisa Dream.
Se acercó hacia George que sacaba su libreta y un bolígrafo para anotar y se sentó a su lado.
—Hola, George.
Este sube su mirada hacia el más alto y su rostro se relaja al verlo.
—Hola, Dream.
—Uhm... quería avisarte que el docente ha dejado un trabajo grupal.
—Está bien. Gracias. ¿Tienes grupo?
—Sí, pero puedes unirte si quieres.
—Gracias nuevamente.
—Estamos sentados un poco más adelante. Lleva tus cosas para que puedas ayudarnos.
Dream regresa con sus amigos para avisarles sobre el nuevo integrante.
—¿Podemos integrar a alguien más al grupo?
—Ya enviamos la lista de participantes —dice Fundy.
—Es que hay un chico que no tiene grupo y ya le dije que puede unirse al nuestro.
—Pregúntale al docente entonces.
—¿No le puedes preguntar tú? Tú le agradas más que yo.
—Yo no soy quien lo quiere en el grupo.
Dream respira hondo. Se ponía nervioso cada vez que tenía que hablar directamente con un docente y sus amigos sabían lo mucho que le costaba hablar, pero ya le había prometido a George que podría unirse al grupo y no iba a quedar como el malo de la historia.

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Too Sweet [DreamNotFound]
FanfictionDream creía que nunca volvería a enamorarse de un hombre, pero quién diría que unos ojos tan oscuros como el café harían tan dulces sus días. George no tenía planes de enamorarse, es más, solo quería centrarse en sus estudios. No es hasta que un par...