Too Sweet [DreamNotFound]

10

—¿Dónde estabas? —pregunta su madre cuando ingresa a la casa.

—Fui a la universidad.

—¿Un sábado?

—Karl me pidió que fuera para hacer unas cosas.

—El chico que estaba afuera no se parecía a Karl —interviene su hermana, que estaba en la sala viendo la televisión.

—Sigue viendo Jessie por enésima vez y no interrumpas conversaciones. Y sí, no era Karl. Me encontré con George en la universidad y se ofreció a acompañarme.

—¿Ya están saliendo? —vuelve a preguntar su madre.

—¡Es mi amigo! Apenas nos conocemos unas semanas.

Su madre ríe incrédula de sus palabras.

—Bien, bien. Regresa en un rato para el almuerzo. Les avisas a tus hermanos.

—Sí, sí, como sea.

Dream se encierra en su habitación y se queda esperando el mensaje de George. Primero cinco minutos, luego diez y finalmente treinta. ¿Tanto se estaba tardando en llegar a su casa? ¿Y si le escribía él primero? No, no. Sería muy desesperado. Mejor esperaba hasta después del almuerzo.

Sale de su habitación para decirles a sus hermanos que el almuerzo ya está listo. A veces la casa era demasiado ruidosa ya que eran cuatro hermanos, pero habían días como esos en los que todos estaban callados.

—Clay tiene novio —canturreaba Drista, al ver que todos estaban callados.

—No es cierto.

—¿Es el chico que te acompaña a casa? —pregunta su hermana mayor.

—No, porque no tengo novio. Es solo un amigo de la universidad y nada más que eso. Me acompaña porque casi no hablamos y es el único momento en que podemos hablar. "¿Pero por qué nunca te han acompañado Karl o Sapnap?" Porque ellos viven en dirección contraria. ¿Alguna duda más?

—¿Desde cuándo Clay es gay? —pregunta su hermano menor.

—¡Soy bisexual!

—¿Eso no es cuando sabes dos idiomas? —vuelve a preguntar.

—No, eso es ser binomio, tonto —dice Drista, a la vez que golpea a su hermano en la cabeza.

—¿Los binomios no son esas cosas de álgebra como los polinomios?

—¿¡Qué tiene que ver Rafa Polinesio aquí!? —grita Drista a punto de golpear a su hermano contra la mesa.

—Niños, cálmense, por favor —pide la madre—. ¿No podemos tener un almuerzo tranquilo por un día?

Todos se quedan callados y se miran entre sí.

—¿Quién es Rafa Polinesio? —pregunta la mayor de sus hermanas.

A Drista estaba por reventarle una vena, ya que se estaba conteniendo por no gritar.

—Es un youtuber hispano —dijo Dream—. Quackity se lo mostró el año pasado y ahora tiene una adicción a sus videos.

—¿Qué fue de Quackity?

—Se fue de intercambio, así que no lo veremos por un largo tiempo. Bueno, estuvo muy delicioso el almuerzo, sigan con su charla. Si necesitan algo, estaré en mi habitación.

Dream regresa a su dormitorio esperando que George le haya mandado algún mensaje cómo le prometió, mas no hay rastro de él.

Intenta pensar en positivo, mas nunca ha sido bueno en eso. Tal vez no era tan importante para él. Tal vez se estaba ilusionando solo. Quisiera odiarlo para dejar de pensar en él y olvidar sus sentimientos. ¿Por qué? ¿Por qué podía tener el poder de cambiar su estado de ánimo con tanta facilidad?

El tono de llamada de su celular lo saca de sus pensamientos. En la pantalla figura el nombre de George y no sabe qué hacer. ¿Lo había llamado por error? No importaba, tenía que contestar si quería sacarse de dudas.

—¿Hola?

—Hola, Dream —su voz era tan calmada como la que usaba cuando hablaban en persona—. Perdón por no escribirte como te prometí. Al llegar a casa pensé escribirte, pero un pensamiento invadió mi mente y me distrajo por completo. ¿Has visto el atardecer? Se siente como si el sol, la iluminación te abrazase cálidamente en un estado moribundo, un abrazo de afecto y despedida del día que ya termina. Me gusta cuando las clases acaban a esta hora y la universidad se ve hermosa con destellos naranjas.

—¿Lo estás haciendo apropósito?

—¿El qué?

—Actuar tan lindo cuando quieres que te perdonen.

La suave risa de George se escucha al otro lado de la línea.

—Veo que me atrapaste. Aunque te prometo que todo lo que dije es cierto. Suelo ser un poco distraído a veces. Pierdo la noción del tiempo y en cuanto menos lo espero ya es de noche y no he hecho absolutamente nada. Te lo puedo recompensar de otra forma. Podría ir a visitarte a tu casa o podría invitarte a la mía si gustas.

Dream se queda como una estatua. ¿George en su casa? ¿Qué clase de sueño era ese?

—O podemos hablar por llamada hasta dormirnos. Me parecen ideas tan fascinantes y que no hago muy amenudo. La verdad es que me encantaría escuchar tu voz más seguido. Siempre te escucho hablar demasiado con tus amigos, pero cuando me acerco a ti te comportas mucho más callado.

—Es que temo decir algo que te haga pensar mal de mí. Muchas veces hablo sin pensar y...

—¿Y qué?

—Tú tienes un vocabulario tan hermoso, una voz tan suave, una labia tan perfecta. Temo no ser suficiente... para ti.

—Dream, Dream, Dream —repite casi en un murmullo que le eriza la piel—. No soy más que un tonto chico de veinte años que no sabe qué hacer con su vida. De verdad me halagas con todo lo que dices, pero no soy perfecto como tu imaginación te lo pinta, así que no me temas como si fuera alguien a quien debas impresionar. Siempre es bueno ser uno mismo.

—... ¿Alguna vez te has enamorado?

Silencio. Un completo silencio. Dream se muerde la lengua. Había dejado que sus pensamientos lo dominen. Seguro había incomodado a George. ¿Cómo se atrevía a soltar esa pregunta de la nada?

—Uhmmm... ¿En qué momento giró la conversación a esto? —George ríe nerviosamente— Fue una pregunta un poco inesperada, ¿no? Y bueno... sí, sí me he enamorado, aunque amo más la idea del amor que enamorarme. ¿Tú que opinas?

—Lo es. Porque el amor es perfecto, mientras que las personas no lo somos. Aún así, no me molestaría enamorarme de una persona.

—Temo que en ese punto difiero un poco. No creo que pueda enamorarme pronto, no es algo que estoy buscando por el momento. Ahora solo quiero enamorarme de la vida.

Y duele, duele tanto que apenas puede seguir con la conversación.

—Esa también es una grandiosa idea.

—¿Entonces, mañana en tu casa?

—Aquí te esperaré.