Tratando que el karma no me golpee tan duro

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Estaba sentada en medio de una reunión. Era una abogada civilista en un estudio jurídico en Corea del Sur que representaba a empresas de entretenimiento. El trabajo me permitía conocer a actores y actrices ultra famosos, no siempre en circunstancias placenteras para ellos, pero con el tiempo reuní una interesante cartera de clientes.

Nuestra firma representa a 3 de las 5 empresas más grandes de entretenimiento, venir a Corea a trabajar fue una decisión un poco impulsiva para alguien de mi edad, pero es lo que pasa cuando se juntan tu necesidad de cambiar de aires y ser K-poper muy tarde.

Conocí a Bangtan Sonyeondan en mis años de funcionaria diplomática y nunca olvidé al atrevido joven de pelo morado que me abrió esa puerta; me sumergí de una y me volví muy fan de todo, cultura, comida, historia, música, series y de BTS.

Así que vine a Corea, me especialice en derecho corporativo y escale posiciones a muy difícil cuenta por no ser nacional y ser mujer. Claro, tuve que ser despiadada, pero era necesario si mi intención era residir aquí. Me podía permitir ir a los conciertos en varias partes del mundo, visitar locaciones de series y mi trabajo incluso me permitía frecuentar ciertos círculos. Todo lo que una fan puede soñar hacer.

Al principio me preocupo encontrármelo por accidente, pero nunca sucedió, ya que estaban de gira constante y si bien los representábamos, nunca hubo grandes problemas más que con la gente de marcas y derechos de autor; estaba informada, pero nunca estuve involucrada y eso estaba bien para mí, seguía pensando que era un incordio mayor, así que nunca propicié nada.

En la mañana al terminar reunión y esperando el elevador, vi el movimiento de mucha gente alrededor de alguien, iban en dirección a la sala de juntas. Los vi pasar y la postura de caminar de la persona que protegían me fue familiar, pero no le preste atención ya que repasaba mentalmente mis actividades del resto del día.

Al llegar a mi oficina mi personal estaba poseído....

- ¿Exactamente qué les pasa? –

Les llame la atención porque mis asistentes estaban en shock mirando las pantallas y de vez en cuando dando un grito histérico.

- T/N min... no has visto quien llego al edificio. Suga de BTS-

Me quedé congelada en el lugar observándoles, finalmente recordé mi posición y que soy una profesional no una fanática adolescente, les sonreí y negué con la cabeza y entre a mi oficina tratando de no parecer afectada.

Me senté y respire profundo, tratando de calmar a mi corazón que casi se me sale del pecho. Él estaba aquí, seguramente muchas veces estuvo en las oficinas, pero yo nunca fui consciente de eso... ahora en cambio...

Pero que él estuviera aquí no significaba que tenía que cruzármelo y aunque estuviera frente a mí no me recordaría; eso era lo más seguro, paso muchísimo tiempo y no me recordaría, al menos no a alguien tan mayor que él que vio de paso hace 4 años, 3 meses 12 días... no. Ese pensamiento me tranquilizo y pude ser funcional el resto de la mañana.

No salí de la oficina, para evitar de cualquier manera verlo, aunque sea de lejos, pero antes del medio día me convocaron a Presidencia.

Me anuncie al despacho, y al entrar casi me desmayo, él estaba parado mirando el ventanal, se veía súper joven con unos jeans flojos, una camiseta blanca de valentino, una chaqueta oscura y el pelo largo y suelto. Me tomo mucho autocontrol pasar de largo sin mirarle y saludar a mi jefe con la sonrisa más profesional y desinteresada que podía conseguir, mi mente estaba a mil. Me incline y dudando de que mi voz colaborara, salude.

– ¿Presidente, en que le puedo ayudar? –

Me gire hacia YoonGi y realice una breve reverencia y luego volví a mirar al presidente.

Cuando crees que llegas tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora