Perdiendo el Touch morado

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Salimos del Arena abrazadas, estaba regañándome por salir con su bias y yo estaba explicándole que no era mi culpa que su bias fuese mi chico. Le conté como fue para mí conocer a Joonie y a los demás. Se identifico perfectamente con mi intento de huida y se puso de mi lado con la intervención/no intervención. Al subir a la van le mostré los contactos de ellos en kakao y empezó a hacer la gran Kookie pegándome en el brazo.

-Eres tan suertuda tu bias y tu wrecker. Necesito que me cuentes en detalle como son cada uno. Lunita esta tan bueno y alto como se ve en camara, es mochi tan dulce y sexy, es V taaan V... solecito si tiene esa sonrisita. -

Hacia tanto que no usaba esos nombres para ellos, estaba perdiendo mi touch de army, pero me daba una pena terrible usar esos apodos con ellos en persona.

-Y no me vas a preguntar por Kookie-

Moví las cejas tentándole, por que el jovenzuelo era su wrecker y bueno, de todo el mundo conocido.

-Te voy a odiar si me decís que lo abrazaste o hiciste algo más con él. Eso sería avaricia-

Me hizo un puchero de lo más dulce y negué con la cabeza.

Teníamos esta libertad de conversación porque él no estaba con nosotras. La mirada intransigente del Sr. Lee fue de infarto, cuando nos pidió cambiar de vehículo.

Llegamos al hotel y los chicos del crew ya estaban cenando y bebiendo. YoonGi estaba conversando con ellos y se puso en pie acercándose a mí y a Nohe, nos sentamos donde nos indicó una a cada lado suyo.

Nohe le miraba como si fuera que irradiaba luz de su rostro, cuando él le habla, ella olvidaba como responder, en una de esas cruzamos miradas y pude ver tan feliz a mi amiga. Estaba en el cielo.

Varias veces serví de traductora porque el coreano de Nohe o estaba trastocado o había perdido practica de repente se bloqueaba. Como me paso con Joonie.

Me disculpé y me puse en pie para ir hacia las chicas de vestuario, necesitaba ese vestido negro y esas botas militares, además había preparado cosas para ellas. Miraba de lejos la interacción de Yoonie y Nohe. Me daba una alegría infinita saber que mi amiga estaba alcanzando uno de sus sueños y que yo pude ayudarle.

Al final de la noche nos despedimos y del staff fueron muy amables de ubicar un transporte para Nohe hasta su hotel. Acordamos que su "paquete" llegaría ni bien ella volviera a Argentina. Se tomó muchas fotos que iba a poder publicar.

Cuando volvimos al cuarto para preparar las maletas porque nos íbamos a mover de nuevo, le pregunté su percepción de Nohe, me dijo que le pareció divertida y que estaba contento de que ella hubiera podido venir, que debía invitarla a Corea para los conciertos ahí, no respondí, entonces exploto.

-No existe una maldita buena razón para que no vayas, no me digas la mierda que le dijiste a los chicos o al personal. Por qué lo único que tengo claro es que no quieres ir. -

-Tú sabes lo malditamente importante que es dar conciertos allá, nada de esto importa si no doy conciertos allí, incluso ellos creen que estamos en condiciones de pensar en un Encore un Final en el Domo y no quieres estar conmigo ahí-

Sentía la ira, sentía la frustración, la molestia, se lo guardo demasiado tiempo. Estaba siendo egoísta al hacer esto a sus espaldas quizás, el no entendía mi necesidad de no hacerlo serio en Seúl, aquí era diferente, pudimos salir en las noches y días sin que nadie supiera quienes éramos, allá no, esta burbuja se rompería en cuanto tomáramos el avión de nuevo. Me senté en el sofá, él estaba sentado en la cama.

Cuando crees que llegas tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora