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Abrí los ojos y me encontré en una sala blanca. Absolutamente todo era blanco .Me sentía algo mareada. No sabía cómo había llegado allí, lo único que sabía era que en esos momentos sentía un pánico irracional.

Intenté levantarme del suelo, pero mis rodillas temblaron y las piernas se me cruzaron, y caí al suelo. Me fijé en que tenía la boca tapada con cinta aislante y que no llevaba encima el móvil ni las llaves. Puede que el pánico que senía no fuera tan irracional.

¿Dónde demonios estaba? Me arrastré por el suelo para agarrarme a una silla e intentar levantarme. Lo conseguí. Entonces miré el blanco escritorio sobre el que sólo había dos jeringuillas.

Mierda, me habían drogado. No sabía cuántas horas llevaba en ese despacho. Tenía que salir de ahí. Me abalancé sobre la puerta, pero estaba cerrada con llave.

Me dolía mucho la cabeza. Pasé mi mano por la frente y noté que tenía un corte. Comencé a recordar.

Millones de estantes. Por cada estante, un cuerpo de una chica. Millones de cadáveres alzándose unos sobre los otros. Y entonces, un golpe en la cabeza.

Comencé a registrar frenéticamente todos los cajones de una de las siete estanterías que había en busca de un teléfono. Necesitaba hablar con Jordan.

Nada. Pasé a la siguiente estantería, y estaba comenzando de nuevo a buscar un teléfono cuando se abrió la puerta.

-Has despertado-dijo un hombre muy alto. Me sonaba mucho de algo, pero aún no podía recordar de qué.-Sinceramente, no creía que fueras tan estúpida de venir aquí. ¿Qué esperabas hacer, vengar la muerte de tu amiguita?-dijo riéndose.

De repente se acercó a mí, lo suficiente como para que me diera una gran bofetada. Me quitó de un bandazo la cinta aislante de mi boca.

-Escúchame bien, zorra, porque no te lo diré más veces. Estoy harto de que metas las narices en asuntos ajenos. A ti no te interesa en lo más mínimo la muerte de Sarah ni esos cadáveres, ¿entendido?-dijo atestándome otra fuerte bofetada que hizo que cayera al suelo.

-Usted-dije de repente al recordar que quien se alzaba ante mí no era otro que Nicholas, el padre de Sarah-pero, no tiene sentido...todo apuntaba a que el asesino de Sarah era...

-¿El padre de la niña que mató el padre de Jordan?-dijo sonriendo como el mismísimo diablo. –También me identifico por esa identidad, pequeña.

-¿¡Cómo puede un padre matar a su propia hija?!- Grité a ese bastardo.- ¿¡Por qué?! ¡Sarah le quería, confiaba en usted! ¿Y qué hay de todos esos cadáveres de chicas acumulados en ese almacén abandonado?!

- No lo entiendes, todas ellas están mejor muertas. ¡Son mis muñecas, sus vidas las controlo yo como si fueran títeres! ¡Nadie excepto yo puede manejar sus vidas! ¡Nadie!-dijo riendo mientras me daba otra cachetada.-En cuanto a Sarah, comenzaba a sospechar de mí-dijo riendo

-¡¿Cosas que no debían ser recordadas?!¿Qué demonios le hacía a Sarah?

-Sarah no sabía nada sobre su hermana pequeña, la cual era mi princesa más especial.

-¡¿Cómo es que nunca supe de la existencia de su segunda hija?!-grité al borde de la histeria. -¡Sarah lo habría denunciado de inmediato!

-Desde que su hermana pequeña nació, comencé a drogar a mi hija mayor para que olvidara todo sobre que tenía una segunda hermana. No podía arriesgarme a que comenzara a recordar y abriera la boca. .La maldita mocosa empezó a recordar cosas que no debían ser recordadas, de manera que no se me ocurrió mejor manera que matarla como si fuera otra muñeca más de mi colección-dijo encogiéndose de hombros.- Bien, me he cansado de darte explicaciones, vas a morir.

-Está loco. Le pillarán, alguien vendrá a buscarme.

-¿En serio piensas eso, pequeña?-dijo soltando una sonora carcajada-Eres muy ingenua si crees que alguien te va a encontrar-dijo mientras me ataba de las muñecas y me inmovilizaba.

-¡¿Por qué yo?!-pregunté desesperada por alargar la conversación.

-¿Todavía no lo sabes? ¡Es la única manera que tengo de hacer sufrir a Jordan, que al fin y al cabo es el descendiente del bastardo que mató a mi princesa!¡Y créeme, después de matarte para torturar a ese niñato, lo mataré a él también!

-¡Usted abusaba de su propia hija, mientras que lo de James fue un accidente!

-¡Era mi muñeca, de mi propiedad,¿¡ entiendes?!-gritó dándome otra bofetada.

Me quedé boquiabierta ante la maldad de ese hombre. Miré a otro lado y cerré los ojos mientras el padre de Sarah buscaba con nerviosismo y ansiedad un cuchillo.

Jordan...habían pocas posibilidades de que viniera a rescatarme. Todo estaba perdido. Mierda. Iba a morir. Comencé a llorar al pensar en Sarah, en Ryan, en mi madre, mi padre, y en Jordan. Había fracasado una vez más.

-Bien princesa, abre los ojos. Vas a terminar en uno de mis estantes, date por halagada-dijo sonriendo mientras acercaba el cuchillo peligrosamente hacia mi cara.

Me negué a abrirlos, no quería contemplar mi humillación.

Noté un corte en mi mejilla bastante grande, y comencé a sangrar. No podía parar de pensar en Sarah. Segundos después noté otro corte en el brazo. Luego otro en la pierna, en el cuello, y más en los brazos.

Ese psicópata quería que me desangrara delante de él. No podía, tenía que resistir, tenía que resistir, por todos mis seres queridos, por Jordan.

Me sentía cada vez más débil, y luchaba por que el oxígeno siguiera llegando a mi cerebro. Pero todo era inútil, un charco de sangre me rodeaba.

Mi respiración comenzó a ralentizarse, podía oír los lentos latidos de mi corazón.

Abrí los ojos en un intento de seguir con lucidez.

-Me he cansado de torturarte, princesa-dijo sonriendo. Cogió una navaja y la puso en mi cuello. Cerré los ojos. No quería ver cómo me degollaba.

En ese momento oí un grito. Un grito salvador, de ira y fuerza. Era Jordan.

-¡¡Nicholas!!-gritó enfurecido Jordan.

Lo agarró de la camisa y comenzó a asestarle puñetazos en la cara. Al momento Nicholas empezó a sangrar por la nariz.

-¡TÚ!-gritó con odio Jordan mientras le pegaba cada vez de anera más violenta.-¡Este es por Sarah!-gritó cogiéndole de la cabeza y dándole un sonoro golpe contra el suelo.-¡Este por Ryan!-chilló volviendo a darle un puñetazo.

Comencé a temblar. Jordan estaba fuera de sí. Nunca había visto tanto odio en sus ojos. Me agarré a lo primero que pillé mientras Jordan seguía machacando a Nicholas. Tenía que huir. Mi salvador comenzaba a convertirse en un monstruo.

Atravesé un largo pasillo apoyándome en las paredes, sin saber muy bien de dónde sacaba fuerzas. Abrí una puerta que milagrosamente conducía al exterior, donde estaba lloviendo con fuerza. Caí al suelo sin poder más y perdí la consciencia.

Bajo la lluvia #CWEEE3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora