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Once Upon a Time
Agatha estaba sentada en uno de los sofás de la sala VIP del Mostro Lounge, sus dedos jugueteaban con el borde de su vestido negro mientras sus ojos vagaban perezosamente por la habitación. La decoración marina, aunque exquisita, ya no conseguía captar su atención. Azul, sentado en su escritorio cercano, estaba concentrado en unos documentos, su rostro reflejando una mezcla de seriedad y concentración.
Desde fuera, se podía escuchar la música animada y las voces de los numerosos clientes que llenaban el Mostro Lounge. El bullicio y la energía del exterior contrastaban fuertemente con el ambiente tranquilo y casi solemne de la sala VIP. Agatha suspiró, sintiendo cómo el aburrimiento comenzaba a asentarse en su mente.
Cruzó las piernas y se acomodó en el sofá, intentando encontrar una posición más cómoda. Sus ojos se posaron en Azul, que no parecía notar su impaciencia. Cada tanto, él levantaba la vista de sus documentos, dándole una breve mirada antes de volver a concentrarse en su trabajo.
El tiempo pasaba lentamente, y Agatha se sentía cada vez más inquieta. Finalmente, decidió romper el silencio.
-Azul, ¿cuánto más piensas que estarás ocupado con esos documentos?-
Azul levantó la vista, sorprendido por la interrupción. Sus ojos destellaron con un destello de diversión antes de suavizarse.
-Solo un poco más, querida. Los negocios requieren atención constante-
Agatha sonrió, aunque no pudo evitar un tono de sarcasmo en su voz.
-Por supuesto, no quisiera interrumpir tus importantes negocios-
Azul se recostó en su silla, evaluándola con una mirada más relajada.
-Paciencia, mi querida. Todo esto es por el bien de mantener el Mostro Lounge funcionando sin problemas, debo de preparar todo para la segunda sucursal-
Agatha asintió, aunque su mente seguía buscando una forma de animar el ambiente. Miró alrededor de la sala VIP, tomando nota de los detalles que la rodeaban. Finalmente, decidió que si Azul estaba tan centrado en su trabajo, ella tendría que encontrar una manera de entretenerse.
Se levantó del sofá y se acercó a Azul, inclinándose ligeramente sobre su escritorio.
-Si necesitas ayuda con algo, no dudes en pedírmelo- Dijo, su voz adoptando un tono más seductor-
Azul levantó una ceja, intrigado por su cambio de actitud.
