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Once Upon a Time
Comenzó otro día más en el Night Raven College. Las clases transcurrían de manera aparentemente normal, los profesores dictaban sus lecciones y los alumnos tomaban apuntes, pero cualquiera con un poco de percepción podía notar que había una tensión subyacente, una mentira oculta detrás de la fachada de normalidad.
Agatha observaba los asientos vacíos de sus amigos, una señal clara de que la situación no había cambiado. Todavía no tenían esa maldita foto que liberaría a todos de los contratos con Azul. Confiaba en Leona, tal vez demasiado, pero en ese momento no tenía otra opción más que depositar su esperanza en él.
Después de las clases, durante la tarde, el ambiente en el Mostro Lounge parecía más animado de lo habitual. Azul estaba sumamente entusiasmado, revisando y firmando papeles con una energía inusitada. Agatha, por su parte, se sentaba en un rincón, leyendo un libro cualquiera sin realmente prestar atención a las palabras. Sus pensamientos estaban en otra parte, ansiosos y llenos de preocupación.
Fue entonces cuando sintió una suave presión en su mejilla. Levantó la vista sorprendida y vio a Azul sonriéndole. Había dejado sus papeleos y, en un gesto inesperado, la había besado en la mejilla.
-Pronto serás libre de tu destino- Murmuró Azul con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos-Y solo tendrás que estar conmigo-
Agatha sintió un escalofrío recorrer su espalda. La seguridad con la que Azul hablaba la inquietaba. ¿Podía ser que realmente no había forma de escapar? ¿Que todo estaba sellado y su destino era inevitable? Su mente corría a mil por hora mientras trataba de mantener una expresión tranquila.
-¿Qué quieres decir exactamente?- Preguntó, tratando de mantener la voz firme-
Azul se enderezó y volvió a su escritorio, su tono despreocupado.
-Solo que cuando todo esto termine, no tendrás que preocuparte por nada más. Todo estará bajo control-
Agatha asintió lentamente, sus pensamientos aún enredados en la red de incertidumbres y miedos. Volvió a bajar la vista a su libro, aunque las palabras seguían siendo un borrón. En su mente, una resolución se formaba lentamente. Necesitaba encontrar una manera de cambiar el curso de los eventos. No podía simplemente aceptar su destino sin luchar.
La tarde continuó, pero Agatha no pudo encontrar consuelo en las páginas del libro. En su mente, se repetía una y otra vez la necesidad de actuar, de confiar en sus amigos y en la fuerza que había encontrado dentro de sí misma. Mientras Azul seguía con sus papeleos, ella planificaba su próximo movimiento, decidida a no rendirse sin pelear.
Azul rió de manera maniática, su risa resonando en la sala VIP con una nota de triunfo. Pero su risa se vio abruptamente interrumpida cuando alguien abrió la puerta de golpe. Un alumno de Octavinelle se quedó en la entrada, respirando agitadamente.
