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Once Upon a Time
Azul abrió los ojos lentamente, sintiendo una extraña mezcla de desorientación y curiosidad. El entorno que lo rodeaba era completamente desconocido: se encontraba en un vasto salón con techos altísimos y velas flotantes que iluminaban la estancia con una luz cálida. Las largas mesas llenas de estudiantes vestidos con túnicas negras y escudos coloridos le hacían pensar que estaba en medio de una ceremonia.
A medida que su mente comenzaba a despejarse, Azul notó un sombrero viejo y remendado colocado en un taburete en el centro del salón. Una mujer mayor, vestida con ropas majestuosas, hablaba en voz alta, llamando a los estudiantes uno por uno para que se sentaran y se pusieran el sombrero.
-Agatha Evalie Potter-
Aquella voz lo hizo despertar, miró con atención a la joven, era una versión de Agatha de 11 años de edad, era pequeña, bajita y se la notaba tímida.
-Hmmm interesante, muy interesante- Murmuró el sombrero- Cuántas cualidades veo aquí, cuántas cualidades....Si creo que será lo mejor ¡Slytherin!-
Todo comenzó aquel 1 de septiembre en el Gran Comedor cuando cierto cochambroso y estúpido gorro decidió que mis cualidades no eran las mismas que las de mi hermano Harry y entonces comenzó la pesadilla
Azul, aún sintiéndose desorientado, comenzó a presenciar una escena que no le pertenecía. Era como si su mente hubiera sido transportada a otro tiempo y lugar. Se encontró observando a una niña de unos once años con cabello negro y ojos brillantes: Agatha.
La joven Agatha estaba sentada en la mesa de Slytherin, rodeada de otros estudiantes de primer año. Sus compañeros la miraban con una mezcla de curiosidad y malicia, haciendo preguntas y lanzando comentarios hirientes.
-¿De dónde vienes? Potter- Preguntó un chico con una sonrisa burlona- También eres huérfana como tú hermano-
-¿Tus padres son magos o muggles?- Agregó una chica con tono despectivo-
Agatha, visiblemente incómoda, intentaba responder con calma, pero sus manos temblaban ligeramente.
-Mis padres eran magos- Respondió, tratando de mantener la compostura- Pero eso no importa, ¿verdad?-
-Claro que importa - Replicó otro estudiante con un aire de superioridad- En Slytherin, valoramos la pureza de la sangre y el linaje-
Azul podía sentir la tensión en el aire, el aislamiento y la incomodidad que emanaban de la joven Agatha. Los estudiantes no dejaban de mirarla como si fuera un espécimen raro, alguien que no encajaba en su idea de lo que debería ser un Slytherin.
