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Once Upon a Time
Era de noche en el dormitorio Ramshackle, y Agatha estaba sentada en el salón, rodeada por la tenue luz de una lámpara antigua. La habitación estaba en silencio, salvo por el leve crujido de la madera y los suaves ronquidos de Grimm, que dormía profundamente en su cama improvisada. Agatha se encontraba envuelta en una manta, mirando fijamente al vacío, con una expresión de confusión y desasosiego en su rostro.
Había pasado tanto en tan poco tiempo. El cambio de escuela, dejar atrás todo lo que conocía y adentrarse en el misterioso y a veces aterrador mundo de Night Raven College, había sido un desafío monumental. Recordaba su primer día, la extrañeza de todo lo que la rodeaba y la sensación de estar completamente fuera de lugar.
Luego estaba aquella extraña condición, o maldición, como la princesa de los villanos. Una posición que no había pedido y que apenas entendía. Le parecía irónico y cruel que, después de haber sido tratada como una villana por la única familia que le quedaba, ahora fuera considerada una princesa de ellos. Las expectativas y la presión que esto implicaba eran inmensas.
La pelea con su hermano Harry también pesaba en su corazón. Habían sido inseparables, su único apoyo en un mundo que a menudo les había sido hostil, al menos hasta que llegaron a Hogwarts. Ahora, la distancia entre ellos era más que física; sus caminos se habían bifurcado y el resentimiento había echado raíces. Las palabras duras y la frialdad de su última conversación aún resonaban en su mente.
Desde que llegó, su aspecto también había cambiado significativamente. Había pasado de ser una chica más del montón a alguien que llamaba la atención y que estaba desesperada por algo de atención, ya fuera por su atuendo, su maquillaje o simplemente por su presencia en un lugar donde no se esperaba ver a alguien como ella. Aunque apreciaba la atención y el cuidado que Vil y los demás le habían brindado.
Agatha suspiró, sintiéndose abrumada por la acumulación de cambios y eventos. La sensación de estar atrapada en un remolino de situaciones que no podía controlar era agobiante. Miró a su alrededor, intentando encontrar algún consuelo en el familiar entorno del salón de Ramshackle. Este lugar, aunque viejo y polvoriento, había comenzado a sentirse como un hogar para ella, un refugio en medio del caos.
-¿Cómo he llegado hasta aquí?- Se preguntó en voz baja, susurrando las palabras al aire-
Cerró los ojos e intentó calmar su mente.
En ese momento, Agatha notó unas pequeñas partículas verdes de magia flotando en el aire, formando un camino brillante y etéreo justo fuera de la ventana. Su curiosidad y una extraña sensación de destino la impulsaron a levantarse. Sin miedo al futuro y con una determinación renovada, se envolvió en una bata y tomó su varita. Abrió la puerta de Ramshackle, dejando que la fría brisa nocturna la envolviera.
