Media noche y las supuestas visitas de mi padre no llegaban. Mi madre preparaba comida a morir en la cocina y me sorprendía el hecho de que aún no saliera fuego de esa cocina.
Tenía las canas verdes de mi padre por no haber llevado a cabo mis planes. Había perdido la oportunidad de mi vida por unas supuestas visitas que aún no se hacían presentes.
Estaba sentada de mala gana en uno de los sofás mientras mi padre leía un periódico viejo que había tomado para distraerse. Quitó su vista del papel arrugado y alzando una ceja me observó desganado.
—¿No piensas cerrar las piernas? — el tono de voz que había usado me sorprendió por completo. Le miré con una sonrisa en los labios.
—No.
—¿Ni un poco? — insistió molesto dejando a un lado su periódico justo en la mesita.
—¿Se ve mal? — pregunté tratando de hacerlo enfadar. Lo estaba tomando como un desquite por arruinar mis planes. Sí, sé que está mal.
—No, para nada— lo oí reírse —. Pero puedo ver otra cosa muy interesante desde aquí. —aclaró su garganta y volvió a tomar su periódico.
—Nada que no hayas visto antes, papá.
Y aquello era todo para hacerlo explotar.
Rápidamente dejó su periódico para ponerse de pie y estampar su mano en mi mejilla.
—Eres tú la que siempre lo pide a gritos, y cállate, que lo único que sabes hacer es faltarme a respeto.
Tampoco me encogí como perro faldero ante aquella actitud, iba a arremedar contra él, pero como si fuese arte de magia el timbre de mi casa se hizo sonar, dejando a mi padre pasmado.
Con cierto veneno en sus ojos me observó por última vez, acomodó su camisa que levemente se había alzado gracias a su movimiento y luego desapareció de mi vista para atender la puerta.
Sonreí victoriosa en mi lugar aún sin creer que el timbre había arruinado mis planes de crear una gran discusión con el hombre que más aborrezco en la vida. Quería que me corriese de la casa como ya acostumbraba, para poder largarme con mi novio a donde tenía planeado. Una cosa tenia que llevarme a la otra, ¿Qué no?
Pero de nuevo se habían arruinado mis planes.
—¡Tanto tiempo! — escuché la voz de mi padre un poco lejos de la sala de estar y aseguré que ahora mismo se hacía la buena cara recibiendo a sus invitados. Fingía ser el buen padre que no corría en las noches a tocar a su hija, solía ser el buen esposo que no golpeaba a su mujer cuando llegaba pasado de copas. Que buena actuación, papá
—¡Lo mismo digo! — las risas de los presentes comenzaron a ser más fuertes y por aquello me di cuenta que se acercaban a mí. Opte por cerrar las piernas, no por mi padre, más bien por la mirada absurda de mi madre al salir de la cocina para recibir a las visitas.
Veo como un hombre de la edad de mi padre se paseaba por mi casa para llegar a los brazos de mi madre y propagarle un beso en su mejilla que seguía roja por el incidente de ayer. Mi padre aprovechó esa distracción para lanzarme una mirada de advertencia.
Entonces comprendí la situación crítica. Alcé mis caderas y caminé hasta el hombre quien apenas había dejado de abrazar a mi madre. Mi falda la cual llegaba hasta los muslos se logró mover como si fuese una liana. El hombre mayor me observó perplejo y mordiéndose el labio inferior como tal hombre que es seducido por cualquier mujer prostituta se apuró a tartamudear.
—Hombre, no me habías dicho que tenías una hija. — chilló feliz aquel hombre mientras se acercaba a mí para brindarme un abrazo. Sus manos rodearon mi cuerpo con disimulación y cuando apegó mi cuerpo al suyo, pude sentir su erección creciente en mi parte baja.
Le abrace por la espalda esperando a que me soltará, y así lo hizo, no por voluntad propia sino porque mi padre aclaró su garganta.
—¿Quieres comer algo? — preguntó mi padre dándole una buena sonrisa, fingida, claro.
El señor negó al instante mientras se giraba a ver a mi padre. Su estado crítico del hombre era más que el de un mal parido que juega con su esposa a ser de igual manera el "buen esposo" el olor impregnado en su ropa a cigarrillo me hace afirmar que tiene una buena adicción al tabaco.
—No, no— negó rápidamente—. ¿Podríamos hacerlo en unas horas más tarde? — preguntó con algo de pena mientras mi madre le veía confusa. Mi padre suspiró con pesadez, pero con una buena sonrisa respondió:
—Claro. El tiempo que sea necesario.
Genial, hombre. Te mereces un premio a la mejor actuación.
Dos horas más y mi madre se hallaba hecha un caos. Mi padre había optado por beber más de la cuenta y mi madre cumplía la faceta de ser la dicha "mesera". Una caja de licor se había bebido desde que habían tomado posesión del sofá principal.
Los miraba desde el marco de la cocina. Miraba como mi madre se deslucía por un patán que solo la golpeaba, lo admito, le tuve lástima. Sonreía incrédula al ver como el hombre tocaba la retaguardia de mi madre cada vez que ella le pasaba un vaso de licor.
«Que suerte la de algunos» pensé
El sonido de un móvil me hizo salir de mis adentros, por un momento creí que había sido el mío, pero caí en cuenta que había sido el de el amigo de mi padre.
Con las manos temblorosas y el ánimo hasta el cielo el hombre comenzó a buscar su móvil y con torpeza contestó la llamada.
—Si, diga — su voz se recompuso al poner su móvil en la oreja —. ¿Dónde estás? — dejó el vaso de licor en la mesita y poniéndose de pie se apresuró a la puerta. Creí que se iría, pero cuando colgó la supuesta llamada lo que dijo me puso de un muy mal humor —. Ya llegó.
Mi padre sonrió para sí mismo y de igual manera dejando su copa en la mesita del centro se apresuró a ponerse de pie e ir tras su supuesto amigo. Miré a mi madre para que me diera respuestas, pero lo único que recibí fue una mirada de advertencia.
—Es el hijo de tu padre, compórtate.
—¿El qué?
La escuché refunfuñar ante mis preguntas. Fue entonces que con sus ojos brillosos se atrevió a decirme.
—El hijo del amante de tu padre. — sus ojos brillaban, o no sé si era la luz tenue de la sala de estar.
Tal vez la loca no era yo, era mi madre por estar tan calmada ante tal visita. O sea ¿le habían sido infiel y se lo toma con calma? De verdad que no la entendía. Y jamás lo haría.
—Oh, ya veo. — respondí sin más. Quería reprimirle por ser tan ignorante pero las palabras y la presencia de mi padre me dejaron a medias.
— Soung — me llamó —. No seas mal educada, niña. Ven a saludar a tu hermano.
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Hoseok; INC3ST0 ✓
Fanfic(RESUBIDA) » El amor no se mide cuando se trata de sentirse. La circunstancias se dan cuando el sentir de dos cuerpos se unen. Hoseok un gran detective y..., también un gran idiota que sólo busca seguir la estúpida figura espontánea de su padre. Tae...