EPÍLOGO

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Tras la caída de la Suprema, nuestra sed de sangre se aplacó, pero los poderes vampíricos se mantuvieron firmes. Los Colmillos, ahora una familia más grande y unida, forjaron una alianza con la manada de hombres lobos, los Lobos Grises. Juntos, reconstruimos la mansión de mi padre, el antiguo Lord León, y me convertí en el nuevo señor, transformando el bosque en un santuario compartido, no dividido.

Los lobos aprendieron a dominar su instinto asesino durante las lunas llenas, evitando la transformación sin tener que luchar ferozmente contra su naturaleza. Con el tiempo, muchos de nosotros, incluyéndome, nos adaptamos al nuevo mundo de los humanos, asistiendo a escuelas y trabajando en sus ciudades. Han pasado años desde aquellos eventos; la tecnología y la modernidad han sido grandes avances para aquellos seres de palos y piedras.

Sorprendentemente, los humanos evolucionaron sin nuestra intervención, pero ahora vivimos entre ellos, ocultos en la oscuridad del bosque, con nuestros ojos amarillos y rojos vigilando cualquier peligro que amenace nuestra existencia. Si algo así vuelve a ocurrir, estaremos más que preparados. Humanos, no bajen la guardia, porque aunque vivimos entre ustedes, seguimos siendo de mundos muy diferentes.

Bajo la Luna Ensangrentada

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