CAPÍTULO 6: EITAN

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—Por cierto, Zoe, no pienses que no lo noté —dije con una leve sonrisa.

—¿Notar qué? —preguntó, su voz teñida de curiosidad.

—Tu preocupación por mí, estaba reflejada en tus ojos —revelé, encontrando valor en su mirada.

—Obvio que me preocuparía, eres importante para mí —respondió, su tono cálido y sincero.

—¿Por qué somos así? Quiero decir... no, olvídalo —murmuré, dudando.

—Vamos, dímelo —insistió, alentándome a compartir lo que pesaba en mi corazón.

—Quiero estar contigo, ¿eso es lo que esperabas oír? —confesé, finalmente liberando las palabras que habían estado prisioneras.

—Yo también quiero —dijo ella, su sonrisa iluminando el día antes de sellar nuestra confesión con un beso.

—Te amo, Zoe —declaré, sintiendo cómo la verdad resonaba en el espacio entre nosotros.

—Y yo a ti, Dylan —respondió, su rostro a centímetros del mío, sus ojos brillando con emoción.

—Luca y Melanie podrían vernos —advertí, aunque una parte de mí no quería separarse.

—Que nos vean —dijo con desafío, y nuestros labios se encontraron de nuevo, desoyendo al mundo.

—Terminaré de amarrar el bote, ve tú adelante —dije, con la promesa de seguir este momento juntos.

Caminaba junto a Liliana, nuestros pasos susurrando entre las hojas caídas de los árboles y el camino rocoso. La brisa fresca acariciaba mi piel y jugaba con mi cabello, mientras los sonidos de mapaches y otros animales resonaban en la profundidad del bosque. Al girar mi mirada, una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver que Zoe y Dylan habían decidido dar el paso. Si su amor ya no era un secreto, lo mío con Melanie tampoco debería serlo. Así que me adelanté, tomé su cálida mano en la mía, la observé con una sonrisa y la besé.

—Luca —dijo ella, una pregunta implícita en su voz.

—Solo mira detrás de ti —respondí, invitándola a compartir el descubrimiento.

—Vaya, ¿en serio lo hicieron? —exclamó, sorprendida y encantada.

—No tenemos por qué ocultarnos. De hecho, al volver, se lo diré a mis padres —declaré con determinación.

—¿Crees que estamos listos? ¿No es muy pronto? —preguntó, la incertidumbre teñía su voz.

—¿Tú qué crees? —repliqué, buscando su complicidad.

—Siento que es el momento de dejar de sentir miedo y enfrentar la vida. Hacer lo que amo, lo que quiero, con quienes amo. Lo haremos —afirmó, su voz firme y decidida.

—No se queden atrás —nos llamó Liliana, recordándonos que aún había camino por recorrer.

—Perdonen el retraso, estaba asegurando el bote —anunció Dylan, su voz interrumpiendo la calma de la tarde.

—No te preocupes, hermano —respondí con una sonrisa tranquilizadora.

—¿Liliana no estaba con ustedes? —preguntó Zoe, mirando alrededor con inquietud.

Giré la cabeza buscando a nuestra guía, pero el lugar que había ocupado estaba vacío.

—Estaba justo aquí... hace un momento —dijo Melanie, su voz reflejando la sorpresa de todos.

Bajo la Luna EnsangrentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora