Capitulo 17
Kara estaba arrodillada, y de pronto Lena estuvo a horcajadas encima de ella, las manos abiertas contra sus pechos, sus piernas flexionadas y abiertas, mientras Kara la apretaba contra sí. Lena tenía alzada la falda hasta su cintura, una prenda de tenue algodón verde con fresas enormes y absurdas estampadas. Solamente el nailon delgado y sedoso de sus bragas la protegía de la aspereza de los pantalones tejanos de Kara, del duro metal de su cremallera y de aquello, grueso e hinchado, que abultaba debajo.
"Bueno, dime que no, maestra" dijo ella cuando sus miradas se cruzaron.
Le sujetaba las caderas con manos endurecidas por la tensión. Tenía los muslos rígidos bajo las nalgas de ella. Ella podía sentir bajo su mano el acerado vigor del corazón de Kara… y la rigidez tentadora, obsesionante, sobre la cual estaba sentada. No pudo negarse. No pudo. La deseaba demasiado. Durante la mayor parte de su vida, al parecer, la había deseado. Un pensamiento escandaloso, vergonzoso… Pero su cuerpo ardía."Kara" susurró desvalida. Bajó los ojos como si ya no pudiera sostener la mirada de ella. Pero su mirada se encontró con su boca, lo cual fue un error. Totalmente besable, labios gruesos, brillantes a causa de que Kara acababa de pasar su lengua sobre ellos en anticipación de lo que venia, con una curva sensual que le quitó el aliento a contemplarla.
"Lena" susurró ella a su vez. Cuando se acercó a la pelinegra y los brazos de ella se aplastaron contra los senos firmes y medianos de Kara sin tratar siquiera de resistirlo, esa hermosa boca se acercó más, se tornó borrosa… luego se detuvo a pocos centímetros de la suya. "Dios mío…"
No podía negarse. Ni siquiera pudo oponer una resistencia simbólica a la feroz oleada de deseo que le arrastraba. Sus labios, secos y calientes, se entreabrieron, aspirando el aire abrasador con jadeos desiguales. Bajo las bragas rosadas, su cuerpo temblaba, lloraba."Ultima oportunidad." Kara pronunció estas palabras como si le costara emitirlas, con voz baja y tosca. Se inclinó aún más cerca de ella, tan cerca que Lena pudo sentir su respiración contra la boca. Pero no la besó. Lena alzó los párpados, y por voluntad propia, su mirada se encontró con la de ella. Los ojos de Kara eran ardientes, el azul que estaba empezando a amar, reducido debido a la dilatación de las pupilas, oscuros y violentos y brillaban con la promesa de actos indecibles, placeres inconfesables. Lena no pudo apartar la vista cuando Kara deslizó las manos hacia abajo por sus caderas, hasta introducirse bajo el borde elástico de su ropa interior y cerrarse sobre sus nalgas.
Kara la aprisionaba, apretando suavemente la carne redondeada. Lena pensó que nunca en su vida había sentido algo más erótico que las manos de Kara sobre su trasero desnudo.Kara apretó las manos y frotó a Lena contra sí, moviéndola para atrás y para adelante sobre el bulto de sus pantalones tejanos, de modo que el calor y la fricción, separados de su propia carne estremecida por una sola capa de fino nailon, la volvían loca. Lena gemía y hundía los dedos bajo la camisa de Kara, arqueando la espalda.
"Eres mía, maestra" murmuró ella en un tono que parecía casi triunfal, pero Lena estaba tan enloquecida de deseo, que no le importó. Si entonces ella hubiese intentado apartarla de sí, Lena se habría aferrado a lloriqueando de anhelo.
Kara la sujetó contra sí, cambió levemente de posición, de modo que cuando la inclinó hacia atrás, ella quedó con la espalda apoyada contra la poltrona. Kara le apretó el trasero; puso una mano abierta y ardiente contra la temblorosa suavidad del vientre de la mujer, para luego penetrar en la oscuridad humedad y caliente entre las piernas de ella. Cuando las manos de la rubia acariciaron los crespos rizos, el tierno montículo y la hendidura más abajo todavía, ella emitió un gemido gutural. Lena oyó el sonido como si proviniera de otra persona, alguien a quien ella no conocía, ni había conocido nunca. Era casi como si ella fuese dos personas y pudiera presenciar lo que le estaba pasando, al mismo tiempo que su mente se nublaba de pasión y su cuerpo entregaba su voluntad a una fuerza más grande, más necesitada, más ávida.
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In The Summer
FanficEsta historia no es mía, es una adaptación a Supercorp...CREDITOS A QUIEN CORRESPONDA Kara G!p