In The Summer

Capitulo 31

Capitulo 31

Estaban preparándose para ir a la iglesia cuando sonó el teléfono. Lena, que ya estaba vestida con un traje de lino rosado, ataba una liga azul en el cabello de Diana, mientras Lara ponía dificultosamente los zapatos a Katie. Melissa monopolizaba el cuarto de baño de arriba. Lillian estaba todavía en el dormitorio de Lionel, ayudándolo a vestirse y hablando con Derrick, que había venido con Rosa a vigilarlo mientras el resto de la familia concurría a la ceremonia religiosa del domingo a la mañana.

"Teléfono, Lena" llamó Lena desde abajo.

"James" inquirió Lara alzando las cejas. Lena se encogió de hombros y bajó corriendo la escalera para atender la llamada. Cuando colgó el auricular parecía preocupada.

"¿Quién era, cariño?" preguntó Rosa, que estaba preparan los platos del desayuno, al ver la expresión de la joven.

"Tengo que ir a la comisaría."

"¿Qué?" Lara, que bajaba llevando a Katie en brazos, oyó el comentario de su hermana.

"Necesitan que vaya enseguida. No quisieron decirme qué" Contestó Lena. Pero lo sabía, no le cabía duda, que tenía algo que ver con Kara. Apretó los labios. La rubia debía estar en aprietos por algo ¿Acaso había vuelto a salir la noche anterior?

"¿Un domingo por la mañana?" objetó Lara, incrédula "¿Y la iglesia entonces?"

"Creo que podré llegar" Lena miró el reloj. Aún faltaba una hora para el inicio de la ceremonia religiosa.

"Si quieres, puedes ir conmigo y con Derrick esta tarde" intervino Rosa, echando detergente en el lavaplatos y cerrando la puerta. Rosa no iba a la misma iglesia que los Luthor, pero Lena y Lara la habían acompañado con anterioridad en muchas ocasiones. Aunque la congregación era negra en su mayoría, todos eran bienvenidos, y cualquiera sabía que las hermanas Luthor eran casi tan familiares de Rosa como sus propios hijos "Sabrás que ahora Normani canta como solista en el coro."

"¿De veras?" dijo Lena. Normani era la hija menor de Rosa "Quisiera oírla… Pero espero poder encontrarme con mamá y Lara en la iglesia."

"¿Crees que se trata de la tienda… o de esa tal Danver?" Lara la miraba con inquietud. Por un momento, Lena clavó la vista en su hermana; luego suspiró.

"¿Mamá ha estado hablando contigo?"

"Por supuesto."

"Por supuesto" repitió Lena. Habría debido saber que Lillian confiaría todo a Lara. "Es probable que se trate de la tienda. Tal vez un chiquillo haya arrojado una piedra a un escaparate o algo parecido."

"Tal vez." En el tono de Lara, Lena advirtió escepticismo. ¿Qué le habría dicho su madre acerca de Kara y de la relación de Lena con ella, no quería saberlo.

"Será mejor que vaya a ver qué quieren." Cuando Lena huyó de la habitación, Lara y Rosa cambiaban miradas significativas. Minutos más tarde, con las llaves de su auto en la mano, Lena asomó la cabeza en la cocina antes de salir. Para alivio de Lena, Lillian aún estaba arriba, Lara y Rosa, que conversaban en voz baja cerca del lavaplatos, cesaron inmediatamente de hablar cuando vieron a Lena. "Lara, dile a mamá adónde he ido, ¿quieres? Dile que procuraré llegar a la iglesia, pero que si no es posible volveré a casa lo antes que pueda. Y si esto me lleva un rato, procura impedir que vaya a la comisaría, por favor." Lara miró a su hermana y asintió con la cabeza.

"Haré lo posible… Pero ya sabes cómo es ella."

"Lo sé." Ambas intercambiaron sonrisas irónicas y cariñosas; luego Lena partió. La comisaría era un pequeño edificio de ladrillo situado en la calle Madison, a menos de un kilómetro al sur de la ferretería. Lena había acudido sólo algunas veces, habitualmente para vender o comprar entradas para alguna actividad escolar o cívica. El estacionamiento estaba inusitadamente lleno para ser domingo, y cuando Lena entró en el área de recepción, con sus pisos de linóleo y sus duras sillas de plástico, notó que parecían haber muchos agentes de turno. En realidad, no analizó tales detalles; los advirtió solamente y los guardó en alguna parte de su mente para rememorarlos más tarde. "Hola, ¿querían verme ustedes?" decía poco después al joven agente que atendía el escritorio. Presumió que era un recién llegado pueblo, ya que su rostro no le era familiar.