Capitulo 30

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Capitulo 30


Lena Luthor pisó los frenos con violencia. Allí, en el vivo resplandor de los faros de su coche, precipitándose hacia ella como un alma en pena salida del infierno, rugía la motocicleta de Kara. Sin duda la rubia la vio en ese mismo momento, porque la moto se detuvo a medias, luego se desvió a la izquierda bruscamente y pareció casi volar fuera del camino.
Cuando Lena bajó de su auto, la moto yacía de costado sobre la hierba, sus ruedas girando todavía. Kara maldecía en voz baja.

"Santo Dios, ¿estás bien?" La ojiverde corrió a su lado, se inclinó sobre ella, apoyó una mano en su hombro y escudriñó su rostro bajo el casco plateado.

"No es gracias a ti" refunfuñó la mujer, mientras se incorporaba un poco tambaleante. Por un momento se quedó allí, vacilante. Buscó con los dedos el cierre que tenía bajo el mentón. Por fin se abrió con un chasquido y el casco se cayó.

"Sí que estás ebria" dijo Lena, dando un paso atrás al recibir en la cara el aliento de cerveza "Cuando me llamó tu amiga, me costó mucho creer que realmente harías algo tan idiota como conducir después de beberte nueve cervezas. Pero es obvio que eres más estúpida de lo que yo pensaba."

"No puedo haber bebido más de seis… o siete" repuso Kara con malhumor "No estoy ebria. Un poco achispada, nada más."

"¿Ah, sí?" preguntó con furia Lena "¿Cómo es entonces que has destruido tu motocicleta?"

"¡Porque tú casi me echaste fuera del camino!"

"¡Yo tenía los faros encendidos y conducía dentro del límite de velocidad! ¡Si no me viste hasta que fue demasiado tarde, es porque estás ebria!"

"¡No lo estoy!"

"¡Sí, lo estás!" Por un momento permanecieron casi nariz contra nariz. Lena, con la cabeza echada hacia atrás y las manos sobre las caderas, la miraba furiosa. La mirada con que le respondía Kara era igualmente hostil. Luego desvió los ojos hacia su motocicleta derribada.

"Mira lo que has hecho" dijo en tono un tanto quejumbroso, apartándose para inclinarse sobre la máquina.

"¡Tú lo has hecho, no yo! Tienes suerte de estar viva todavía."

"Quizá no lo estuviera si no la hubiese tirado de costado. ¿Ves aquel roble grande? Iba derecho hacia él." Lena miró y se estremeció. Kara enderezó la moto y la apoyó en su soporte central para examinarla con evidente ansiedad. El olor de la gasolina derramada era más intenso aún que el olor a cerveza. "Reventé un neumático." Evidentemente disgustada, Kara, que se había agachado atrás de la moto, se irguió.

"Qué lástima."

"Tendrás que llevarme a casa" dijo Kara en tono vacilante.

"Para eso he venido."

"Regresaré mañana por mi moto."

"Perfecto." Lena iba ya hacia su auto, que estaba detenido en medio del camino, con las luces encendidas, el motor aún en marcha, la puerta del lado del conductor abierta de par en par. Ni siquiera miró atrás para ver si Kara la seguía cuando subió. Segundos más tarde Kara se deslizaba junto a ella, arrojando su casco en el asiento de atrás.

Lena dio marcha atrás, arrancó y partió hacia el pueblo sin decir palabra. La carcomía saber que Kara acababa de abandonar los brazos de Imra. Celosa… así es, celosa. Pero, ¿qué otra cosa había esperado de Kara? Era una mujeriega.

La ojiverde se contuvo. Era tan culpable de aplicar estereotipos como los demás habitantes del lugar. Pensó con resquemor que Kara no habría ido en busca de Imra (o al menos ella no lo creía así, por lo menos no tan pronto) si la misma Lena no la hubiese alejado.

Kara encendió la radio. En un programa recordatorio de antiguos éxitos, los Rolling Stones se lamentaban de no obtener ninguna satisfacción. Kara hizo girar el dial hasta elegir una estación de música country que en ese momento presentaba a los Judds.

"¿Lo pasaste bien en la merienda al aire libre?" preguntó Kara. Su comentario repentino le valió una mirada de reojo hostil.

"Sí." Silencio.

"Te pido disculpas si he interrumpido tu velada."

"Ya puedes disculparte… y sí, la interrumpiste."

"Espero no haber causado molestias a tu novio."

"No."

"¿Sigues acostándote con él?"
Entonces Lena le lanzó una mirada llena de furia.

"Para empezar, nunca he dicho que lo hiciera. ¿Y sabes por qué? Porque no es asunto tuyo."

"¿Qué no?"

"¡No!" Silencio.

"¿Has tenido problemas en la escuela por mi visita?"

"¿Te importa acaso?"

"Sí." Lena le lanzó una rápida mirada de sorpresa. Había previsto alguna réplica burlona, no esa tranquila afirmación.

"Un poco."

"Lo siento."

Lo peor de la ira de Lena se calmó.
"No es culpa tuya." Habían llegado a las afueras del pueblo y Lena giró a la derecha. La ferretería se hallaba a tres calles de distancia. "¿Tienes tu llave?" inquirió ella al detener su auto.

"Sí" repuso Kara, mostrando un tintineante llavero colgado de un dedo.

"Buenas noches, entonces." Kara la estaba mirando, pero la oscuridad impidió que Lena viese su expresión. Era obvio que ella sólo esperaba que bajara antes de partir.

"Lena, ¿vas a subir?" Inquirió con voz queda.

"No."

"¿Todavía necesitas espacio?" Lena apretó los labios y, con los ojos llameantes, se volvió hacia ella.

"Sí, así es. ¡Como cualquier mujer sensata! ¡Hay que verte! ¡Estás ebria y no es la primera vez! ¡Andas a toda velocidad en esa motocicleta como una adolescente resuelta a suicidarse! ¡Te acuestas con cualquiera, llevas el cabello sin peinar, tus modales son espantosos y tu resentimiento es enorme! Dices tener un diploma universitario. ¿Lo estás utilizando? ¡No! ¿Tienes planes para utilizarlo? Hasta donde sé, no. Acabas de pasar la tarde con tu amiga, que al menos se preocupa tanto por ti y no permite que conduzcas borracha. ¿Y luego tienes el descaro de pedirme que suba contigo? En nombre del cielo,
¿qué crees tener para ofrecerme? ¿Puedes contestarme?"

Hubo una pausa larga y tensa. Lena sintió que Kara se ponía rígida poco a poco. "¿Muy buen sexo?" Preguntó luego ella con pausado acento.
La pregunta flotó en el aire entre las dos. Lena sintió crecer la ira en su interior, convirtiéndose en pocos segundos en una furia ardiente y feroz de la cual nunca se habría sospechado capaz.

"¡Baja!" Dijo sin suavidad, tan encolerizada que le tembló la voz. Luego la alzó hasta gritarle-: "¡Baja!
¡Sal de mi auto! ¡Sal de mi vida! ¡Vete, vete, vete!" La empujó por el hombro, haciendo cuanto podía por obligarla a salir, sin lograr el menor resultado. Tan furiosa estaba, que sollozaba; tan furiosa que quería dar puntapiés y chillar como Katie en una rabieta. No podía decir qué habría podido hacer si Kara no hubiese abierto la portezuela y bajado en ese momento.

"Cualquier cosa con tal de hacerte feliz, nena" dijo con una mueca insolente.

Cerró la puerta de golpe y cruzó la calle con aire jactancioso. Subía la escalera cuando Lena, que aún temblaba por la reacción, puso en reversa la transmisión y salió dando bandazos.

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No es por nada, pero Kara aquí es tan 🚩

In The SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora