4. Caos

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Oh, dulce Perséfone
Incluso las mujeres mortales deben separarse
de sus madres para convertirse en algo nuevo.
Entonces, cuando pelaste esa granada y comiste sus semillas,
¿sabía a libertad?
¿La oscuridad te ofreció algo que la primavera y la luz
nunca pudieron darte?
Los Dioses siempre te consideran un objeto hermoso, pero no él.
Él reconoció la dualidad dentro de ti, te vio y vio una reina.
Escuché a las ninfas llorar por ti y preguntarte si tenías miedo.
Oí que crecieron espinas a tus pies
y cuando tu icor sangró hacia el inframundo,
advertiste a los dioses contra las contradicciones de una mujer
y dijiste: es a mí a quien deben temer. 
-lyra

🌿🔥

Algo estaba mal, no tenía que ser un genio para sospechar que algo andaba mal en todo esto. Al principio fue como siempre soñó, iniciar sus prácticas y como su jefe encargado hablaba con él como si supiera que tenía un futuro brillante, finalmente podía ver un poco de luz al final de aquel camino, por fin había sido capaz de sobreponer sus deseos, por los de su caprichosa madre, pero así como inició rápidamente su sueño se tornó en una pesadilla.

Todo inició por unos cuantos errores que no pasaban a mayores, olvidar donde había dejado dichos documentos, algunos conflictos con clientes del buffet, cosas que el chico consideraba normales en el ámbito laboral. Pero todo fue escalando, su jefe comenzó a presionar, al grado de llegar a ser grosero e incluso sus compañeros, terminando por al día siguiente recibir una llamada por parte de su escuela comentando que su pasantía era suspendida hasta nuevo aviso.

Aquello extraño al chico, quien llegó ese mismo día a su universidad, su profesor le explicó que no podía detalles, pero que le recomendaba volver a aceptar otra pasantía, así fue como inició su segunda oportunidad y como si fuera un mal chiste volvio a suceder, el primer día era lo que siempre espero y los 3 siguientes era una tortura.

Miro aquel lugar, no era lo que espero, pero era su última oportunidad, era como si el mismo destino le dijera que debía rendirse, olvidarse de su tonto sueño de vivir como un mortal.

–Por favor… -susurro, esperando que esto saliera bien.

El lugar era sumamente triste, oficinas pequeñas con un olor extraño de dudosa procedencia, nunca esperó tener que pasar por este sitio.

–Según me informaron tuviste problemas en tus otras prácticas –habló su encargado, un hombre que lucía cansado como si su misma existencia le costará- ¿Te dijeron el porque?

–No… pregunte en mi escuela, pero…

–Espero que fuera un mal entendido, no quiero buscar problemas señor amm…

–Fons.

–Si como sea, esta es tu primera tarea.

Abrió una oficina la cual estaba hecha un desastre, sorprendiendo a Quackity.

–Ordena todo esto, quieres. A puesto que tus papis te tenian bastante consentido.

–No lo sé, ayudaba a mi padre.

–Lo ayudabas –soltó una risa alejándose.

El chico suspiro, mirando todo aquel sitio.

–Tranquilo al principio es duro, pero después se arreglara todo.

Intento animarme comenzando a tomar aquellos papeles, pero aquel día pesado solo fue el inicio de un mal día, recibiendo gritos de parte de la señora de limpieza, como burlas cuando derramó el café al llevar varios al ser presionado por sus superiores y como se encontraba corriendo de un lado a otro, recibiendo el nombre del pasante de los recados.

Pomegranates and bonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora