21. El descenso de Perséfone

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El menor tomó la mano de Luzu, quien lo entendió para salir a la sala mientras los jueces y Roier cuidaban que nadie más escuchara dicha conversación.

–¿En serio tengo que irme?

–Desearía que pudieras quedarte, pero esto es mucho más serio de lo que se ve. Además, no puedo protegerte en dominios de Zeus.

–Pero Lusu, yo no necesito...

–Philza me advirtió de un mal presagio, no puedo darme el lujo de que te lastimen nuevamente.

Quackity suspiro asintiendo.

–De acuerdo, volveré. Pero prometeme que cuando todo esto termine...

–Cuando esto termine, tendremos que enfrentarnos a algo peor que Apolo. Zeus y Deméter, el primero porque odia perder, como acabamos de humillar a su hijo favorito y tu madre no aceptara para nada esta unión, aunque ya no es necesario después de que se demuestre lo de Apolo, así tu...

–¿Quieres que me vaya?

Soltó causando que el castaño le mirara.

–Lo que deseas es tu libertad –tomó ambas manos suyas– Cuando llegue el momento haré todo lo posible por que Deméter escuche, no te encerrara nunca más en tu hogar.

Ciertamente se sentía conmovido por notar aquella preocupación por él, pero se sentía también triste y decepcionado, pensando que sus palabras eran solo una mentira entre muchas, que aquel hombre nunca llegaría a amarlo como lo había hecho jurar delante de todos.

–Encontraremos la manera, para que el compromiso se disuelva sin ningún problema. No tienes que atarte a alguien como yo, Quacks. Vive tu vida como tu deseas.

–Pero y si no quiero que sea así –le miró fijamente– Y si en verdad quiero quedarme.

–Quackity...

–Quiero la verdad, ya no más mentiras solo quiero que en verdad seas honesto conmigo –tomo el suficiente valor– ¿Tu en serio no sientes nada por mi? Se bien que me tienes cariño y respeto –bajo su mirada algo decaído– Yo también... pero ¿de verdad no hay algo más? Porque yo... –nuevamente le miró– Yo creo que por error termine enamorándome de ti.

Luzu se mostró sorprendido.

–Se que solo soy un dios secundario, no soy un olímpico, tampoco mi don no es algo tan grandioso como Spreen o Carre, pero yo solo...

–Quackity, tu eres maravilloso. Te lo dije y lo diré todas las veces que sean necesarias, cualquier dios es afortunado y verá lo especial que eres.

–Entonces dime la verdad, lo que dijiste frente de todos ¿es solo una mentira más?

Recibió un largo silencio, provocando que soltara un suspiro triste cuando iba a soltar aquellas manos, estas lo tomaron con un poco más de fuerza.

–No.

Sentenció firme esa voz, provocando que le mirara.

–No fue ninguna mentira, porque es cierto que desde el primer momento que te vi aquel día, esa noche, en ese cuarto fue como si toda mi oscura y podrida existencia finalmente tuviera sentido. Tu has llenado mis días de una luz que nadie nunca ha podido llenar, eres el ser que más anhelo y necesito casi como respirar. Te amo eso ya no es una simple mentira más, estoy tan enamorado de ti que no podría soportar el vivir lejos de ti.

–¿Entonces por qué...?

–Porque eso significa amar, lo que más deseo es tu felicidad.

El chico se quedó en silencio conmovido mientras unas cuantas lágrimas bajaban mientras sonreía, sin poder evitarlo salto hacia los brazos de aquel hombre, quien lo recibió cálidamente sellando aquella confesión con un beso. Missa soltó un suspiro junto a Roier, mientras Bagi lucía animada y Cellbit feliz.

Pomegranates and bonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora