6. Descenso

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Claro que no era gracioso para nadie, ni siquiera Spreen sabia como reaccionar después de escuchar por completo lo sucedido con su amigo y como al final había aceptado un trato misterioso con el hombre más peligroso de todos.

–No.

–Spreen…

–Ya dije que no Quackity, ¿pero en qué estabas pensando? Debiste llamarme a mí antes de firmar algo.

–No iba a hacer ninguna diferencia.

–Soy un dios olímpico.

–Y él es uno de los seis, ¿en serio crees que iba a escucharte?

–No tiene opción.

–Estamos en su territorio Spreen, ¿tu lo sabías?

El chico suspiró asintiendo.

–¿Por qué…?

–El territorio de Hades es el único lugar que no es vigilado por otros dioses y sus criaturas.

–¿Mamá sabe de esto?

–No… pero me escuchara Hades.

–Spreen…

–No puede ordenarte nada.

–Me ayudó cuando los mortales se dieron cuenta de mi.

–Eso se puede pagar con una ofrenda, esto es excesivo hasta para él. Mañana iremos a hablar con él y es mi última palabra.

Sabía que no tendría otra opción, pero quería ser honesto con su amigo. Justo como se había acortado se encontraba afuera de aquel elegante, pero con un ambiente lúgubre edificio en compañía de su amigo.

–Vamos –ordenó luciendo decidido por terminar la mierda de trato que habían hecho firmar a su amigo y protegido.

Mayor fue su sorpresa al notar como se encontraba ahí esperando Cellbit, quien no lucía sorprendido de ver a Spreen.

–Lord Perséfone y –hizo una reverencia.

–Llévame a hablar con tu jefe ahora.

–Me temo que no podré hacerlo.

–No te estoy pidiendo, es una orden. ¿O acaso quieres hacer enojar a un dios olímpico?

El viento se escuchó amenazante golpeando aquellos vidrios, junto el sonido de aves a lo lejos, Cellbit asintió.

–Bagi.

Como si fuera magia, la otra juez apareció.

–Lleva a nuestro nuevo empleado a mi oficina.

–No, Quackity viene con nosotros. Esto se acaba ahora.

–Me temo que su trato siga en pie milord, usted no puede…

–Es conmigo con quien debe dirigirse Hades, yo soy quien responde por Quackity. Soy quien esta a cargo, su madre lo estipulo así.

–Spreen…

–Guarda silencio, ya has hecho suficiente, ahora dile a tu maldito jefe que…

El ambiente se volvió más oscuro, apareciendo una broma y de ella, el mismo Hades luciendo aquel elegante traje negro, tanto bagi, como cellbit hicieron una reverencia. Mientras Luzu miraba serio a ambos dioses.

–Cellbit lleva a Quackity a recorrer las instalaciones, Bagi tu vendrás con nosotros.

–Quackity no…

–Temo que esa decisión dejó de ser tuya por contrato.

Los ojos carmínes de aquel hombre brillaron, fue cuando el menor noto como en su muñeca se encontraba un símbolo elegante una enredadera. Spreen lucía horrorizado.

Pomegranates and bonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora