Las celebraciones continuaron en el inframundo unos días más, Quackity finalmente se había mudado a aquel castillo sintiéndose un extrañado de recibir aquel nuevo nombre.
–Majestad –habló un sirviente del castillo, mientras el joven dios se encontraba en el extenso jardín jugando con las almas– Queremos saber si desea algo más.
–Oh no, yo estoy bien, muchas gracias.
Las criaturas infernales asintieron retirándose, mientras Quackity suspiraba al quedarse solo con Roier, quien le sonrió divertido.
–¿Algo que le esté molestando "majestad"? –comentó con diversión, haciendo sonreír a su amigo.
–Por favor, de todos no tú.
–Que te puedo decir Quackity, en verdad nunca creí que terminarás volviéndote en un dios y ser uno de los seis gobernantes.
–Si, la verdad tampoco estaba en mis planes enamorarme del único rey que no debía.
–¿Te arrepientes de algo?
–Para nada, me refiero. Luzu es un gran dios y hombre, si se puede considerar ser uno. Pero me siento tan afortunado de tenerlo.
Roier noto como aquellas flores comenzaban a nacer de su cabello, sonriendo mientras las retiraba.
–Hay gordo, me gusta verte asi enamorado.
Quackity se sonrojo ante la idea, recordando como en el pasado la simple idea que le proponía Jschlatt era algo incómodo para él, incluso el pensar en ser lo que su madre le pedía un dios puro, tampoco le agrada del todo. Tal vez, las respuestas de aquello eran eso, no se sentía cómodo con nada porque tal vez el mismo destino ya tenía algo planeado para él.
–Aun así temo no ser lo que todos esperan –comentó un tanto preocupado– Ya sabes, todos me ven y me tratan como si fuera... importante.
–Es que lo eres.
Comentó otra voz, ambos notaron a Philza.
–Su excelencia –Roier inclinó su cabeza, mientras el dios rubio alzaba su mano con una sonrisa.
–Está bien Roier, en verdad me da lo mismo los grados. Lo único que importa es el respeto y lo saben.
–¿Viene a ver a Hades? Creo que es un mal momento de excelencia –hablo Quackity– Él está fuera y no creo que se desocupe tan pronto.
–Oh por favor, tuteame Quackity. Creo que tenemos suficiente confianza, a menos que quieras que te empiece a llamar majestad.
–No por favor.
Philza río, pareciendole divertido la actitud de su nueva reina.
–Me lo imaginaba, eres muy humilde, debe ser difícil para ti todo este proceso, por eso he venido para verte a ti y no a Hades.
–¿A mi?
–Si, quería saber cómo lo vas llevando eso de ser reina.
–Bueno... la verdad es que no me acostumbro del todo, estaba acostumbrado a recibir cierto grado de respeto al ser hijo de mi madre, pero no a este grado de parecer como si...
–Es normal Quackity. Solo es cuestión de que te acostumbres, además no eres él único que ha tenido que pasar por ese sentimiento. Tanto Hera como Hades lo pasaron en su momento.
Aquello sorprendió al azabache, no se podía imaginar a Vegetta luciendo perdido en su puesto, siendo que todos conocían lo elegante e imponente que era.
–¿Hablas en serio?
Philza asintió con una sonrisa.
–Como sabes yo he estado presente en todo momento, por algo soy muy respetado tanto aquí como arriba. Aún recuerdo las dudas presentes de Hera, aunque claro siempre fue de una actitud y gusto refinado, ser unido a la fuerza no era algo que fuera muy de su agrado, aun más al volverse reina. Y luego tenemos a Luzu, quien a pesar de mostrarse frío y distante, el ser considerado un rey y un líder sentía que no era algo para él, tuvo sus propias dudas. Pero al final ambos se dieron cuenta del papel que debían desempeñar, estoy seguro que tú también encontrarás tu camino. Solo tienes que buscarlo, pero no lo olvides tú eres el esposo de Hades y el dios de la primavera, nadie es más que tú, ni siquiera el mismo Luzu, son iguales por una razón.
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Pomegranates and bones
RomanceYa todos conocen la historia de como Hades Dios y rey del inframundo capturó y secuestró a la pobre diosa Perséfone, hija de la diosa de la cosecha Deméter. Como por bendición de Zeus, Hades en busca de esposa se fijó en su sobrina, en un solo descu...