Capítulo 30

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Bandera blanca.

Daphne.

- Solo una maleta - Le digo a Silvia antes de que saque las demás.

- ¿Necesita otra cosa mi señora?.

- No - niego con la cabeza - por el momento eso sería todo, gracias.

Asiente con un gesto y sale de la habitación para que termine de arreglarme. Tengo solo tres horas para ir a casa y ver como sigue todo antes de irnos donde sería la boda de Gregori y Tasha.

Por otro lado Nikolay ha estado insoportable desde que se enteró de la ubicación de Filipp, le prometió a su primo no avanzar con el plan, ya que este día iba a ser especial para el apellido, no querían problemas ni que lloviera sangre, pero una vez esto termine Irán por Petrov Y Conte.

Termino de arreglarme y bajo las escaleras para ver la casa en movimiento, todos empacan y alistan las maletas para cuando sea la hora de irnos.

- Señorita - escucho detrás de mí la voz que me hace rodar los ojos.

- No tengo tiempo Sergei, para otra ocasión tal vez.

Abro la puerta de mi auto para ubicarme en el asiento.

- El Don la necesita aquí.

- No creo - coloco el cinturón - tu Don me dejó claro que para estas guerras es mejor que me aleje.

- Se irán en tres horas, si estamos listos avanzaremos antes.

- Estaré donde mi padre, pueden pasar por mí que yo estaré lista para irnos igual, necesito resolver algunos problemas antes.

- Señorita...

- Hasta luego Sergei.

Arranco antes de que pueda decir otra palabra, no me lo soporto y su problema de todo hacerlo perfecto para quedar bien con Nikolay cada día me está aburriendo.

Unos minutos y llego a casa, estaciono y me bajo entregándole las llaves a Oliver cuando aparece, las sostiene como puede cuando se las lanzo y sonrío acercándome a él.

- ¿Tienes lo que te pedí? - le pregunto y asiente sacando el cofre.

- ¿Para quién es?.

Lo escucho, pero no le respondo, quedo observando lo que envuelve el lujoso terciopelo. Es hermoso, y sé que le va a gustar.

- Daphne...

- Deja de preguntar lo que no te incumbe - lo guardo en los bolsillos de mi blazer - mi auto le urge una limpieza, hazlo, lo necesito como nuevo en unas horas.

Este asiente y paso por su lado para entrar a casa, tomando una bocanada de aire cuando me detengo en la puerta. Ya no es lo mismo llegar aquí.

Doy un paso y estoy dentro, veo a mi alrededor y lo primero que llama mi atención son algunos cambios, cuadros y juegos de muebles, esto tiene que ser una broma. Voy directo donde sé que puede estar mi padre, el despacho lo veo a una distancia y abro apurada deteniéndome en seco cuándo veo a los dos tortolos en la mesa.

- Me está molestando entrar aquí y ver esta horrible escena, ya se les está haciendo costumbre - ambos buscan para vestirse mientras ruedos los ojos negando.

- Hija - escucho a mi padre agitado, pero no le presto atención, mi mirada solo se dirige a Amanda la cual arregla su cabello.

- Daphne, que bueno es verte por acá - se limpia la comisura de su labio apenada.

- Con que derecho te atreves a cambiar las cosas de esta casa.

Voy al punto.

- Yo...

INFIERNO [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora