Epílogo

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Un años después.

Igor.

La mujer sobre mí se mueve con una sonrisa en sus labios que termino apagando cuando la tomo de la nuca para acercarla, su cuerpo me enloquece haciendo que la gire en un movimiento rápido para tener mi cuerpo sobre ella.

- Quería estar arriba - me dice con un puchero.

- Me gusta tener el control - busco su cuello y me prendo de sus senos sin parar de moverme, entro y salgo sincronizado los movimientos que hacen más intensos.

Su cuerpo suda igual que el mío y me pierdo entre sus ojos verdes que me miran con seducción, aparto la mirada y sigo en lo que estaba concentrándome, tomo sus manos para subirlas sobre su cabeza y aumentar la intensidad. Aruña y aprieta mi cintura para que siga, la habitación está caliente y nosotros entre sabanas nos revolcamos una y otra vez, mi cabello está húmedo y aparto algunas de las hebras que molestan en mi frente.

- Te ves sexy - la escucho decirme y no le respondo, su voz es delicada, pero no deja de ser lo que es.

Me aferro a la piel de sus caderas cuando todo me palpita por dentro, dejo marcas en su piel y tomo su mandíbula para que me mire. Pierdo el control y empujo con fuerza escuchando el sonido que sale con el choque de nuestros cuerpos, esta se queja y no paro hasta sentir como mi mandíbula se aprieta y veo sus piernas temblar con el orgasmo que la atraviesa.

Me separo agitado y quito el preservativo para arrojarlo a la basura.

- Eso fue maravilloso - se incorpora en la cama.

- Puedes irte - le digo, pero no hace caso.

- Tomemos un poco de whisky - se acerca a la mesa que se encuentra a una esquina de la cama para servir dos vasos el cual uno me extiende con una sonrisa.

- No lo quiero.

- Anda, solo será uno - lo pienso por un minuto viendo su rostro el cual no me dice nada, así que termino aceptando el vaso el cual le pego un sorbo sentándome en la cama.

- Luces cansado últimamente - se me acerca a la espalda para deslizar sus manos sobre ella.

- He tenido muchas cosas que hacer.

- ¿Con los Lavrov? - pregunta depositando un beso.

- Más te vale callar - giro para verla - no conocés a esa gente.

- Pero a ti sí.

Niego terminándome el líquido de mi vaso.

- Un par de polvos no te hace conocer a una persona - me coloco de pie - así que no sé dé que hablas.

- ¿Te recuerdo como llegaste a mí? - no le respondo - como un simple chico que apenas estaba descubriéndose así mismo y había perdido al amor de su vida.

Aprieto la mandíbula cuando la escucho.

- ¿Me darás consejos ahora?.

- Claro que no.

- Bien, porque solo eres una simple puta que satisface los deseos de todos, así que no te metas en mi vida porque no sabes nada de mí.

Sus ojos se abren negando, veo su rabia y de inmediato busca para colocarse de pie y recoger sus cosas.

- Por eso estás solo.

Me escupe y antes de que puede responde sale de la habitación corriendo con sus pertenencias, veo el camino por donde se fue y no le doy importancia a la hora de escuchar mi teléfono y ver la hora que es.

INFIERNO [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora