capitulo 8: La espada de un Ángel.

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Todavía hay agua corriente en la cabaña, ella entra al baño para ducharse, mientras tanto, yo ingreso al otro baño, me doy una ducha rapida, solo para sacarme un poco el calor, de encima. Tal vez también para sacarme el olor de Penryn. No es que tenga mal olor, pero si aparecen más sombras en el camino, lo que menos quiero es tener el perfume de una humana sobre mi cuerpo, podrían pensar cualquier cosa, y la pondría en peligro. Luego de ducharme busco en las habitaciones vacías algo de ropa. Para mi suerte encuentro unos pantalones negros y me pongo las botas nuevamente. Me dirijo hacia la cocina, desenvuelvo mis alas sobre una mesa, comienzo a acomodar las plumas, debo arrancar las que están rotas, hay muchas que están feas. Me duele tener que arrancarlas. Todavía no puedo creer que esa humana atacara mis alas con las tijeras. Ella sale y me observa, camina por detrás de mi. Creo que piensa que estoy enojado por lo que me hizo, y no quiere que la vea a la cara. Seguramente esta avergonzada. Luego me pregunta.
-¿No crees que debería coser tus heridas para que se cierren bien?
-No. Le respondo mientras sigo haciendo lo mío, sin mirarla. -Con el tiempo se curaran solas.
-¿por que no se han curado todavía? El resto de tu cuerpo se curo en poco tiempo.
-Las heridas causadas por una espada de ángel tardan mucho tiempo en sanar. Si quieres matar a uno, hazlo con una espada de ángel.
-Mientes. ¿porque me lo cuentas?
-tal vez por que no te tengo miedo.
-tal vez deberías.
-Mi propia espada no puede hacerme daño. Y mi espada es la única que tú puedes empuñar.
Le contesto despreocupadamente sin retirar mi vista de las alas.
-¿que dices?
-necesitas permiso para usar la espada de un ángel. Pesaría una tonelada si tratas de levantarla sin permiso.
-pero tu nunca me diste permiso.
-No recibes el permiso del ángel, recibes el permiso de la espada. Y algunas se ponen de mal humor cuando se lo pides.
-Si, claro. Al parecer no me cree. Humanos.
Asiento una mano sobre las plumas para poder sentir las que están rotas.
-Nunca le pedí permiso y pude levantarla sin problema.
-porque querías lanzármela para que yo pudiera defenderme. Al parecer, eso lo tomo como una solicitud de permiso y te lo otorgó
-y qué, ¿leyó mi mente?
-tus intenciones, al menos. Lo hace en ocasiones.
-ajá... Si... Cómo no. Al parecer sigue sin creerme y decide dejar el tema. Luego de un silencio. Agrega.
-Entonces...¿quieres que te vende la espalda otra vez?
-¿para que?
-para evitar una infección.
-eso no es un problema.
-¿no se pueden infectar?
-soy resistente a los germenes humanos.
-Entonces ¿estas inmunizado o algo por el estilo?
-de todos modos es una buena idea vendarme. Se que intenta recabar información, no le daré con el gusto.
-quizas pueda hacerme pasar por un ser humano mientras mis heridas estén cubiertas.
Ella comienza a vendarme. Al parecer intenta ser descuidada.
-trata de no moverte mucho para que no vuelvas a sangrar. Las vendas no son muy gruesas y la sangre las empaparía muy rápido.
-No creo que eso sea un problema. Seguro que será fácil no moverme mucho mientras corremos por nuestras vidas.
-hablo en serio. Estas son las ultimas vendas. Tendrás que hacerlas durar.
-¿crees que nos encontremos más en el camino?
-tal vez, nuestras mejores posibilidades estan en las casas, ya que las tiendas han sido arrasadas o son territorios protegidos por las pandillas.
Luego llenamos su botella de agua, ella mira afligida nuestra escasa provisión de comida. Compartimos el ultimo vaso de tallarines, cuando salimos de la cabaña es mediodía, nos dirigimos primero a la casa principal.
Nos dividimos y empezamos a buscar provisiones en la cocina, encuentro una bolsa con lo que parecen croquetas, tienen un olor extraño.
-¿esto es comestible? Ella mete una mano en la bolsa, saca un puñado de croquetas y se las mete a la boca, esta probando para ver si son comestibles. Se esfuerza por tragar. Pero al final dice.
-no es exactamente Gourmet, pero tampoco nos matará. Luego encontramos una maleta, para mi, sacos de dormir, que son para niños, pero están enrollados. Ella revisa los armarios y se cambia de ropa y cogemos ropa extra para el camino y un par de abrigos. También encontramos algo de ropa para mi, me cambio los pantalones y las botas y llevo un abrigo para disimular. Ella me observa cuando ya estoy totalmente vestido. Esta impresionada. No puede evitarlo, por más que intente odiarme.
-Mientras no sangres de modo que se note la herida de tu espalda , podrás pasar por un ser humano. no dejes que nadie te lleve a cuestas. Sabran inmediatamente que algo no va bien cuando sientan lo ligero que eres.
-Me asegurare de que tú seas la unica que me lleve en brazos. Le respondo. Me giro y salgo de la cocina antes de ver su reacción. Seguramente esta roja como un tomate. Es fácil molestar a esta chica y mucho mejor es confundirla. Es tarde cuando salimos de la casa. Estamos en una calle sin salida a las afueras de page mill. La carretera esta humeda por el torrente de lluvia que cayó anoche. Ponemos nuestras mochilas en la silla de ruedas. Sigo sin entender porque sigue cargando una silla de ruedas. Los humanos siempre se aferran a los objetos inutiles por más tiempo que deberían. Decido no hacer ningún comentario sobre eso. Es mejor viajar en silencio. Aunque la chica comienza a tararear una canción, tal vez se imagina que lleva a su hermana en la silla. Yo voy adelante de ella. Para no mirar su esfuerzo cuando empuja la silla. No pasa mucho tiempo hasta que encontramos el primer cuerpo.

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El Arcangel Raphael🥰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora