capítulo 23: once again

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Clara Horner

¿Os imagináis poder romper con tu ex y no volverlo a ver? Porque yo no.

He conocido a poca gente con la cara más dura (y ahora mismo, levemente amoratada también) que Mick Schumacher.

Después de sus palabras del otro día, ha vuelto al paddock, en el garaje de Mercedes, con sus ojos puestos en mi todo el jodido rato. La única razón por la que no se ha acercado, es porque si él tiene su atención en mí, Max la tiene en él.

Ah, Verstappen. Qué loco, ¿no? Un día te besas con alguien y al día siguiente huyes como una desquiciada como si no fueses a verlo el próximo fin de semana, y el siguiente a ese, y el siguiente, y el siguiente...

Bien, está claro que la huida no fue mi mejor idea. Desde luego no la más brillante, pero estaba acojonada. Mucho.

El pequeño Schumacher había tirado mi confianza por la ventana después de nuestra relación, haciendo que yo tuviese que construirla desde cero, o al menos, fingirla. Por no hablar de mi miedo al compromiso, que salió a flote tan pronto mi cerebro algo adormilado por el alcohol, se dió cuenta de lo que realmente estaba pasando en esa piscina.

Y de lo que estaba sintiendo. Sobretodo de eso.

Así que sí, lo empujé (no muy fuerte, aunque podría haberlo hecho), robé una toalla de las que ya tenían dobladas y preparadas en el hotel para el día siguiente y subí. Descalza y semidesnuda. De hecho Max intentó subir a mi habitación más tarde pero no le abrí la puerta por lo que creo que sigue teniendo mi vestido y mis zapatos en algún lado.

Pero para mi desgracia, no tenía siquiera una semana para el siguiente gran premio, ya que eran dos seguidos. Así que sí, estaba con Lando. Para sorpresa de nadie. Refugiándome tanto de Mick como de Max, rezando a que mi yo del futuro no vuelva a liarse con un jodido piloto nunca más.

—Entonces a ver si me queda claro, pretendes... ¿Esconderte de Max aquí toda la temporada?—Asentí.—¿Sabes que queda casi media temporada, no?—Repetí la acción.—¿Realmente crees que es posible?

Suspiré, tirando mi cabeza hacia atrás, mientras cerraba los ojos.

—Vale, perfecto. ¿Se te ocurre un plan mejor? Porque enterrarme tres metros bajo tierra me parece menos posible.—Expliqué.

—Entiendo que lo odies y todo eso, ¿pero no te parece más efectivo no ignorarlos? Al fin y al cabo, tú no has hecho nada.

Vale, tal vez no le había contado toda la verdad al británico tampoco. Pero es que ni yo sabía qué cojones significaba haber besado al neerlandés, porque los sentimiento eran confusos.

Se había sentido íntimo, especial, correcto. Se había sentido tantas cosas a la vez que me daba miedo. Así que como la chica veinteañera fuerte e independiente que soy, pensaba fingir que esos sentimientos no existían hasta que desapareciesen, con un poco de suerte.

Pero, ya deberíais saber que la fortuna nunca está de mi lado.

Lo reafirmé cuando tuve que ir al baño y mi ex novio estaba esperando como un buitre en la puerta, solamente agradecía que era demasiado pronto, y la prensa aún no había hecho su aparición en el paddock.

—Clara, por favor...—Hacerse la víctima era una de sus especialidades.

Y yo no sabía para dónde huir. Especialmente porque detrás de mí solamente tenía la puerta del baño, que no me permitía mucho más que encerrarme en uno de los cubículos (lo cual, lo siento, pero tengo que conversar un poquito de dignidad después de todo esto, así que no lo haré) o volver a amedrentarle, esperando que retroceda lo suficiente como para echar a correr hacia... ¿Eso que veo es Kick Sauber? Bien, eso me sirve. Entonces...

out of control | max verstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora