Capítulo 5

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Jennie 

Después del baile con mi hermano, lo único que me apetecía era encontrar un rincón apartado en el que recobrar la compostura, pero el padre de Lisa se acercó cojeando hacia mí.

Le sonreí a la vez que mi hermano se escabullía tras un seco asentimiento. El señor Manobal me tendió una mano.

—¿Concederás a este pobre viejo el honor de bailar con la novia?

—Por supuesto, señor Manobal —respondí con una pequeña reverencia.

—Marco, por favor. Ahora somos familia.

Asentí y acepté su mano mientras me preguntaba cómo íbamos a bailar con su bastón. Él sonrió con nostalgia.

—Tendremos que bailar sin desplazarnos, si te parece bien, jovencita.

De nuevo asentí y me acerqué un poco más a mi suegro. Él entregó el bastón a un hombre que yo no conocía para después posar la mano en mi espalda con delicadeza. Empezamos a movernos al son de la música.

—Estás muy callada. Por lo que he podido oír de ti, no eres una muchacha reservada.

Se me encendieron las mejillas mientras trataba de imaginar quién le habría dado aquella clase de información. ¿Taehyung? Desde luego, mi madre no.

Los ojos de Marco eran amables, pero, como su hija, aquel hombre tenía una reputación escalofriante.

—Estoy muy orgulloso de la reputación de mi hija —dijo entonces, como si fuera capaz de leerme la mente, cosa que me aterró—. Sé que gobernará Filadelfia sin problema, incluso cuando yo ya no esté. Pero es una reputación que tal vez pueda inquietar a una mujer joven, especialmente a una tan joven como tú.

No sabía muy bien qué decir. Sentía que debía contradecirlo, porque la tradición dictaba que yo fingiera que mi mujer no me inquietaba en absoluto, pero eso habría sido mentir y, por desgracia y para disgusto de mamá, yo era una pésima mentirosa.

—Mi esposa y yo educamos a mi hija para que respetara a otras mujeres y, por lo que yo sé, eso es lo que hace.

Por lo que yo sabía, sin embargo, las apuestas que la situaban matando a su esposa en un arrebato iban ganando. Lisa no parecía alguien capaz de perder el control de aquella manera, pero por algo se había ganado la reputación de ser una de las líderes más crueles de nuestros círculos, y las palabras de Taehyung no habían hecho más que confirmar mis temores.

—Gracias por decírmelo —respondí, porque algo tenía que decir.

No me sentía más tranquila, no había ningún consuelo. La canción terminó y dejamos de movernos. Jisoo se detuvo a mi izquierda con su última pareja de baile. Le llamé la atención, pues creía que, como madrina, también querría un baile.

Ella negó con la cabeza y una sonrisa de disculpa.

—Si alguna vez me canso de vivir, te pediré ese baile.

Se volvió y se lo pidió a otra mujer.

Miré a Marco, atónita, y él se echó a reír.

—Vamos, volvamos con el resto.

—¿Qué ha sido eso? —pregunté mientras seguía su lento avance hacia la mesa, donde Lisa conversaba con Jackson como si estuvieran en una reunión de negocios y no en nuestra boda.

—Me temo que mi hija es un poco territorial. Puedes bailar con la familia, pero, por favor, intenta no acercarte a otras personas. No me gustaría tener que presenciar un conflicto en vuestra boda.

Dulce Tentación | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora