Jennie
Dos días antes del cumpleaños de Leo, cuando ya era seguro que pasaríamos el fin de semana en la casa de la playa, llamé a Minnie. No había hablado con ella desde la boda y solo habíamos intercambiado mensajes cortos de cortesía.
—Jennie, qué agradable sorpresa. ¿Va todo bien?
—Sí, por supuesto.
—¿Por supuesto? —Su curiosidad era innegable.
Me preguntaba cuánto sabría realmente sobre la muerte de Sana. A juzgar por las palabras de Lisa, solo conocía lo básico.
—Vamos a pasar el fin de semana en la playa para celebrar el cumpleaños de Leo, y me preguntaba si a tu familia y a ti os gustaría venir. ¿O es demasiado trajín para ti?
Minnie salía de cuentas en tres semanas, así que no sabía si querría arriesgarse a hacer un viaje, por corto que fuera.
—¿Ya te ha llevado allí?
Fruncí el ceño.
—Ya hemos pasado un fin de semana en la casa.
—Anda. Eso es maravilloso, Jennie.
Su sorpresa entusiasta me cogió desprevenida. Creía que la casa era de la familia, no solo de Lisa.
—Y por supuesto que iremos. ¿Quieres que le pregunte a Sorn y a mis padres si quieren venir también?
—Sí —respondí, aliviada.
Con ellos había tenido incluso menos contacto, por lo que me habría resultado algo incómodo llamarlos así de repente, sobre todo a los padres de Lisa.
* * *
El día era frío pero soleado cuando llegamos a la casa de la playa el viernes por la tarde. Lisa se había encargado de comprar el regalo de Leo, cosa que me sorprendió. Mi madre siempre se había ocupado de comprarnos las cosas a mi hermano y a mí, aunque me alegraba que ella estuviese tratando de involucrarse con los niños.
Después de instalarnos, empecé a reunir los ingredientes para la tarta de cumpleaños. Lisa inspeccionó aquel despliegue de artículos al acercárseme por la espalda. Llevaba unos chinos que acentuaban los músculos de sus largas piernas y un jersey que dejaba poco a la imaginación respecto a la anchura de su pecho. Su aroma —de un olor especiado que siempre me inundaba de calidez— llegó hasta mi nariz y tuve que resistir la tentación de inclinarme sobre ella. Hasta ahora, no habíamos compartido ninguna clase de intimidad delante de los niños, y no iba a ser yo la que iniciara nada.
—¿Para qué es todo esto? —preguntó.
Con su cuerpo pegado al mío, me acarició el costado hasta poner una mano sobre mi cadera y darme un ligero apretón ahí antes de dar un paso atrás.
—Para una tarta funfetti multicolor.
Vi la confusión en su mirada. Antes de hacer una búsqueda por internet, yo tampoco tenía ni idea de que existiera una tarta así. Sonreí.
—Ya la verás. —Leo se encontraba delante de la puerta de la terraza y miraba a la playa. Kuku estaba sentado a su lado con la vista fija en las gaviotas, que parecían flotar en el cielo—. Podrías llevártelo de paseo por la playa, así no verá la tarta hasta mañana.
Lisa arrugó el ceño.
—Puedo intentarlo.
Entonces Lily vino gateando hasta nosotras y se aferró a mi pierna para ponerse en pie. Tras su desconfianza inicial hacia mí, ahora apenas se despegaba de mi lado.
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Dulce Tentación | Jenlisa G!P
RomanceLisa es una jefa de la mafia que domina con mano de hierro la ciudad de Filadelfia. Cuando su mujer muere y se queda al cuidado de sus dos hijos pequeños, Lisa necesita una nueva esposa que les haga de madre. La elegida es Jennie, una joven adorable...