Capítulo 21

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Lisa 

Jennie organizó la primera fiesta de cumpleaños de Lily en enero, preparó una tarta y lo decoró todo con globos. Mi familia llegó sobre la hora del té.

Lily ya había dado sus primeros pasos y seguía a Jennie como un cachorrillo. Era demasiado pequeña para recordar a su otra madre. Para ella solo existía Jennie.

Jisoo, su mujer Rosé y sus dos hijos también estaban invitados. En un momento de tranquilidad, esta se acercó a mí.

—Ha conseguido que Leo vuelva a hablar.

Asentí y seguí a Jennie con la mirada. Enderezó el girasol en el pelo de Lily. El vestido de mi hija también era de girasoles. Estaba adorable, así que yo había dejado de protestar.

—Sí. Es muy buena con los niños.

—Y contigo —comentó Jisoo con una sonrisilla sugerente. Entrecerré los ojos.

—Venga ya, Lisa. Es como si te hubieses caído en la fuente de la juventud..., hasta estás menos gruñona que en el pasado. Me alegro por ti.

No dije nada.

—Tu padre ha hablado conmigo. —Por el cambio en su voz, supe que no iba a gustarme lo que estaba a punto de decir.

—¿Qué quería?

—Me pidió que tuviera una conversación contigo con respecto a lo de tener un hijo con Jennie. Cree que deberías estar preparada para cualquier eventualidad.

—¿Eventualidades como que Leo no sea hijo mío? —pregunté, brusca.

Jisoo se encogió de hombros.

—Es una opción, y una bastante probable, además.

—No necesito otro hijo, ni tampoco que tú o mi familia os metáis en mis asuntos.

Levantó los brazos.

—No era mi intención entrometerme. Por eso te lo he contado. Pero tu padre no va a dar su brazo a torcer. Está preocupado.

—Si aceptara que Leo y Lily son hijos míos, podría dejar de preocuparse.

—Pues díselo tú.

Me dirigí hacia mis padres, quienes estaban hablando con Minnie, que, a su vez, arrullaba a su hijo recién nacido en brazos. Se la veía agotada.

—Déjalo ya, padre.

Sabía perfectamente a qué me refería, y no necesitaba que le diera más explicaciones.

—Solo intento pensar en tu futuro.

Señalé a Leo, que tenía a Lily agarrada de la mano porque esta todavía se mostraba algo inestable sobre su propio pie.

—Ahí está mi futuro. Fin de la historia.

Mi madre me tocó el antebrazo.

—Nosotros los queremos, pero...

—Sin peros.

Intercambiaron una mirada y luego asintieron de mala gana. Minnie me dedicó una sonrisa orgullosa.

Esperaba que el asunto se hubiera zanjado de una vez por todas. Cuanto más indagara mi padre, más probable sería que los rumores llegaran a oídos de los demás.



* * *



Después de que todos se marchasen, Jennie y yo jugamos una ronda al billar. Necesitaba distraerme, y ella había resultado ser magnífica en esa tarea.

Dulce Tentación | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora