Capítulo 14

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Jennie

Lisa cumplió su promesa. Al día siguiente, volvió a casa a la hora de cenar. Lo cierto era que me sorprendió. No pensaba que fuera a cumplir una promesa hecha conmigo desnuda y tumbada sobre ella. Tal vez yo también tuviese ciertos problemas de confianza en los que trabajar.

Pareció sorprendida al entrar en la cocina, donde habíamos cenado los últimos días. Sybil se levantó de la silla, sin saber qué hacer o cómo comportarse. Jungkook también se levantó e inclinó la cabeza antes de coger su plato y salir por la puerta de atrás, seguramente en dirección a la caseta de los guardias. Él y yo habíamos aclarado las cosas la mañana después de que Lisa le contara que yo ya estaba al tanto de todo. Jungkook se había mostrado incómodo y visiblemente avergonzado, así que le había dicho que él solo había hecho su trabajo y que yo no estaba enfadada. Después de todo, él tampoco había tenido la opción de decirle que no a Lisa.

—¿Por qué no estáis cenando en el comedor? —preguntó.

Lily sonrió al ver a su madre. Tenía los dedos y las mejillas llenos de guisantes aplastados, pero a Lisa no pareció importarle. Se acercó a ella y le dio un beso en la frente, aunque apenas fue capaz de esquivar sus manitas sucias antes de que le manchase el traje.

Leo no reaccionó más que para aferrar el tenedor con más fuerza. Por un momento, percibí un destello de añoranza en sus ojos. Quería la cercanía de su madre, pero algo lo frenaba. Lisa se volvió hacia el niño y lo besó en la coronilla antes de dirigirse hacia mí. Leo nos miró con atención. Lisa me dio un ligero apretón en el hombro antes de sentarse frente a mí. No pude negarlo, aquello me decepcionó. Me habría gustado que me hubiera besado. Tal vez le preocupara la reacción de Leo. Al fin y al cabo, su otra madre solo llevaba muerta seis meses.

—Prefiero cenar en el comedor —se limitó a decir.

Odiaba la distancia que se creaba entre nosotras cuando no estábamos solas.

—No sabía que fueras a venir para la cena.

—Te dije que lo haría, y lo mantengo. Si no llego a la cena, te llamaré.

Sybil colocó frente a ella un plato de cerdo asado, puré de patata y coles de Bruselas con sirope de arce que estaba para morirse. Ella asintió secamente.

—Echaré un vistazo a la colada —dijo ella antes de desaparecer y dejar el plato a medias.

—Podemos cenar en el comedor a partir de ahora —sugerí.

Leo cogió un trocito de cerdo y lo lanzó bajo la mesa. La expresión de Lisa se tornó furiosa, pero yo me apresuré a sacudir la cabeza y, entonces, le dije a Leo:

—Ahora te toca comer a ti.

Leo pinchó otro trozo de cerdo, se lo llevó a la boca y masticó obedientemente.

Lisa frunció el ceño.

—¿Qué está pasando aquí?

Su tono de voz había sido tranquilo, pero era evidente que no aprobaba lo que veía.

—Leo y yo tenemos un trato: puede darle de comer a Kuku si él también come luego.

Lisa dejó escapar un suspiro. Lily empezó a lloriquear y extendió los brazos hacia su madre. Ella se levantó, le limpió la carita y las manos con una toallita húmeda y la sentó sobre su regazo. Contuve una sonrisa. Verlas así era adorable: Lisa, con su traje de tres piezas, grande y poderosa, con la pequeña Lily en el regazo, con un vestidito de girasoles. Ni siquiera se había quejado de eso. De nuevo, los ojos de Leo se posaron sobre Lisa, que no llegó a percatarse, ya que estaba mirando a Lily.

Dulce Tentación | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora