Soy el hombre que construyó un castillo de perlas negras
y trajo a la puerta a la amada con túnica blanca,
le hizo respirar flores, Calas, blancas Calas,
orquídeas pintadas de arena,
quien desafió al mar contemplando las sirenas
y no se detuvo entre los sueños azules,
el hombre que aún respira,
aunque lento,
luego de que Gala sentada siguiera tomando el sol.
Es mi victoria,
la que ella nunca supo,
puedo ser un fantasma
y aún con pluma viviendo ando,
mientras ella se envolvió en las nubes,
si,las nubes que ahora sólo pueden ser llamadas recuerdo.
Paseaba por el río Tajo,
respirando oxígeno de mariposasexhalé,
salí de mi propia tumba,
soy el hombre al que el triunfo le debiera primavera,
el inmortal, a pesar de la maldición de los diez años,
soy el hombre al que el dolor diera la vidael hombre,
vestido y sin cadenas, desnudo y sin apuros.
Soy aquel que el cielo contar pudiera con detalle
que es tan hijo del diablo, como de la pureza del no pecado,
quien ha estado en las pailas del infierno
y no se ha quemado,quien cruzó en raudo vuelo las Antillas
y los mercadosen busca de los cabellos negros y desgreñados.
Soy el hombre, ese que vuelve con más fuerza
a quien ni la ausencia le ha acrecentado el odio,
ni el olvido, ni los tejados.
Dando guerra, hoy he despertado.
Dalí del Exilio