Tu nombre será

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Te llamaré Sirio,
como la estrella más brillante
la que marcaba el inicio en Egipto
de las inundaciones del Nilo,
porque ahogan,
pero inician la vida
y el temor se convierte
en un frío caliente agradable
que va recorriendo el cuerpo
desde la primera hebra de cabello
hasta la última.

Te llamaré Sirio,
porque aún apagadas todas las luces del cielo
parpadea y destella como quitándose la blusa.

No estoy buscando acertar
es lo que percibo, tu intensidad
o como agarras las sábanas fuerte
empuñando orgasmos imaginados
o como miras a veces la pared.. porque te acuestas de lado
o como te levantas a veces temprano para salir corriendo.

¡Qué puedo hacer con esta cabeza!
que me da un olfato y una vista
que me hacen oler y mirar
cosas que no debería oler ni mirar,
como ese perfume de flores o de frutas
o el tono interesante del tiempo
que bellamente seduce de la piel
o cosas como el color de tus labiales
o las pijamas que parecen aburridas
cuando no hay manos que las quiten
a cosquillas, a mordiscos, a papeles.

¡Qué puedo hacer con esta cabeza!
que me da un olfato y una vista
que me hacen oler y mirar
cosas que no debería oler ni mirar,
cuando estoy sentado, sólo sentado
y vienen todos estos mundos
que es tu mundo, sólo ese,
mientras debes salir corriendo
y tumbarte en el colchón que envuelve
y parece un león que consume
y traga, y engulle fieramente
los minutos que quedan para respirar
un aire menos frío que el hielo
antes de que llegue el ocaso da la vida.

¡Llámame tu El maldito!
que sin permiso y de premio
ha entrado en tu cabeza
por culpa de esta cabeza
que tiene una nariz y unos ojos
que perciben olores y visiones
que no deberían ver ni oler.

Sirio... te llamaré Sirio.

Dalí del Exilio 

Mala y Grosera Vieja PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora