Yo, el Dalí de los nuevos tiempos
saco el pincel del estómago
por unas líneas furtivas
del día que tendida en la cama durmió
mientras con trazos verde y tierra
pintaba los párpados de Gala.
Difuminando el alma de los dos
entre matices oscuros y tenues
delicados y violentos, surcos,
luego de que ella terminara
de escribir la carta de despedida.
Sus ojos se cerraron con esa expresión
triste y expansiva, delicada, lluviosa
sólo quería estar sola, cuatro paredes
y la compañía de la inspiración eterna.
A la derecha y la izquierda, y la gata
echada a sus pies, rendida, arañando,arañando
las sábanas en oscuro vaivén
y yo, un Dalí en éxtasis, pintando así
como si su muerte verdaderamente vívida
se escapara sobre la cama y la almohada.
Respirar lento y pausado, cansado
y tan drogado como los vientos marinos,
ella en su máximo esplendor, y yo,
ay de mi en ese momento! la mente blanca,
tan blanca como los copos de nieve
que había pintado alguna vez sobre las rosas.
Gala, no existía otro humano simple
sobre la faz de la tierra
que entendiera y desgarrara tu dolor
de esta manera absoluta, visible,
alguien tocó la puerta,
pero me eché sobre ti desesperado
tratando de respirar tu último latido
y todo aquello fue tan
realque la misma fantasía nos pudo superar.
Faltaba la estocada final
pintura carmesí en los labios,
brillante, ardiente, como grito de guerra,
cada fibra del pincel los tocaba
con la delicadeza de mis dedos
y la violencia de mi muñeca,
sobrevino el final con un beso
y tu lengua despertó
entrando en mi boca,
como una comunión
para iniciar el nuevo baile.Dalí del Exilio