Ave que dejó de respirar en su mano
que le alimentó día tras día
luego de que el perro le partiera el cuello.
Ave que un día reza y el otro se espanta
dando el último suspiro de eternidad
sobre la calidez de las tantas huellas.
Ave de plumaje gris, que cambió camelias
por una cárcel tibia de cartón mojado
se ha quedado ahora con las alas tiesas.
Dalí del Exilio
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Mala y Grosera Vieja Poesía
Roman d'amourColección de poemas viejos, malos y gastados.