Bach toca y las hojas caen
Los chasquidos amañan el viento
Y mi desolada risa enmudece
tras las huellas de su vestido verde.
El adagio continua y yo paso los dedos
Deseosos por el borde de un bolsillo
Imagino que es su piel y me arrebato,
Saco una pastilla azul de mi cartera
La llevo a la boca en su nombre
Y de pronto se dibuja ante mi
El señor de los infiernos negros.
En mi espalda está un ángel
Que señala una llave y una espada,
¿Quién la tiene? Les pregunto,
No responden.
Me llevo las manos a la cabeza
Y el señor de los infiernos se ríe
Extiende una mano y me invita
Dice que en su paraíso he de encontrarla.
Con la otra mano tomo la llave
También la espada por el filo
Una gota de sangre cae al piso
Y me voy al paraíso en busca de Gala.
Dalí del Exilio